La trágica historia de ‘El Ponchis’, el niño sicario mexicano

Su detención develó una serie de misterios atroces que la sociedad mexicana aún trata de comprender y que puso en duda valores y, sobre todo, estrategias en contra del llamado crimen organizado
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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La llamada guerra contra el narcotráfico que se desató durante el gobierno del presidente Felipe Calderón (2006-2012) dejó resultados francamente desastrosos en materia de seguridad pública, de los cuales México aún vive sus estragos.

Quizá ya eran utilizados, quizá la guerra solo develó los oscuros secretos de las actividades que se venían realizando durante décadas; lo cierto es que durante el sexenio de Calderón se pusieron al descubierto las labores que menores de edad realizaban (realizan) para grupos delincuenciales, el más común el de halcones, aquellos que vigilan y dan la alerta, el más grave, el de sicarios.

De acuerdo con un informe de la Cámara de Diputados de 2013, al menos 30 mil menores de edad estaban involucrados en crímenes como tráfico de droga, secuestros, extorsiones, contrabando, piratería y asesinatos, este último por el cual, en promedio, recibían mil dólares como paga.

La guerra contra el narcotráfico y su mediatización provocaron un enaltecimiento de todo lo que tuviera que ver con el mundo de los narcos: armas, drogas, manera de actuar. Gente como “El Chapo” Guzmán y “El Mayo” Zambada se convirtieron en ejemplo a seguir para muchos adolescentes y niños, los corridos ayudaron a ensalzar su aurea maligna pero triunfadora.

EL PONCHIS, UN CASO DESGARRADOR

La detención de un niño en el 2010, que confesó haberse iniciado como sicario a los 12 años y haber decapitado al menos a cuatro personas, conmocionó a México.

“He matado a cuatro personas, los degollaba, sentía feo, pero me obligaban con la amenaza de matarme si no lo hacía. Yo nada más los degollaba pero nunca fui a colgar los cuerpos a los puentes”, confesó cuando fue detenido por elementos del Ejército Mexicano.

Los antecedentes de su terrible historia llena de violencia se remontan a quienes tenían la obligación de velar por su bienestar, sus padres, quienes pasaron la mayor parte de su vida recluidos en cárceles por adicciones, posesión de droga y violencia doméstica, por lo que Edgar (nombre del Ponchis) no contó con ellos para nada.

La captura del niño, quien en 2010 tenía 14 años, se dio en el aeropuerto de Cuernavaca, Morelos –estado en donde junto con sus dos hermanas vivía con su abuela-, cuando intentaba abordar un avión que lo llevaría a la frontera para poder cruzar a San Diego, Estados Unidos, para visitar a su madre, quien recientemente había sido liberada.

Años atrás, tras ser deportado de Estados Unidos, el menor y sus hermanas quedaron al cuidado de su abuela Carmen, pero cuando esta murió, en 2004, se fueron a vivir con una tía, quien tenía varios hijos por lo que la convivencia se hizo insoportable.

Aunque El Ponchis intentó normalizar su vida, antes de concluir la escuela fue expulsado de la misma cuatro veces por lo que regresó a Tejalpa, Morelos, para “trabajar”.

La madre de El Ponchis, por su parte, no regresó a México y, tras ser liberada, se casó nuevamente y tuvo dos hijos; de su padre no se volvió a saber nada.

Fue en esa época que Edgar comenzó a trabajar con el cártel del Pacífico Sur, comandado por Héctor Beltrán Leyva quien se encontraba en guerra con Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie” por la disputa del terreno, por lo que la gente sus secuaces, incluyendo el niño, vivían “ocultos”.

Cuando algunos de los miembros del temible cártel fueron detenidos, uno de ellos señaló al Ponchis como el más sanguinario de todos… Los elementos del Ejército Mexicano nunca pensaron que el sicario tenía 14 años y que una de sus hermanas, presuntamente, fuera quien le ayudara a deshacerse de los cuerpos.

¿Qué ha sido de El Ponchis?

Edgar cumplió una condena de tres años en un centro penitenciario para menores de edad. Durante su estancia en la cárcel aprendió a leer y escribir, además de que recibió atención psicológica.

Durante su internado confesó haber trabajado, antes de que lo capturaran, para Julio Hernández Radilla, “El Negro”, preso por el asesinato del hijo del poeta Javier Sicilia.

El Ponchis fue liberado en 2013 bajo un fuerte dispositivo de seguridad ya que las autoridades lo consideran, hasta la actualidad, como una víctima del crimen organizado, por lo que fue trasladado a Estados Unidos, país en el que actualmente radica junto a su madre.

Tras su liberación, el entonces secretario de Gobierno de Morelos, Jorge Messeguer, contó a la prensa que los dictámenes de los expertos de la prisión, donde purgó su breve condena, lo catalogaron como un joven callado e introvertido.

A pregunta expresa de sí era posible que el joven volviera a delinquir el funcionario fue claro: “Hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos, mientras estuvo internado le brindamos apoyo psicológico, instrucción e incluso le garantizamos protección a su salida”.

El futuro del ahora adolescente es incierto

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