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La vigencia de “Poeta en Nueva York” de Federico García Lorca

Federico García Lorca es, quizá, uno de los artistas más completos y cercanos al pueblo que han existido, pero sobre todo fue el poeta que retrató y denunció las injusticias, la desigualdad y la crueldad

El poeta pasa una estancia en la Universidad de Columbia entre 1929 y 1930, durante ese periodo, Lorca vive dos depresiones; la propia y la de Nueva York. Desde antes de llegar, en el barco siente un gran sentimiento de arrepentimiento y de aversión pues todo le parece poco bello. Ya en la gran ciudad esa sensación se agudiza, ya que la modernidad y la industrialización le parecen excesivas al punto de le alineación del ser humano. En ese momento, Nueva York estaba pasando por el crac del 29 que generaba en la ciudad un gran desasosiego, desesperanza y miseria. Tiempo después, en 1933, Lorca escribiría:

 “Impresionante por frío y cruel… Espectáculo de suicidas, de gentes histéricas y grupos desmayados. Espectáculo terrible, pero sin grandeza. Nadie puede darse idea de la soledad que siente allí…”

Lorca, entonces, tomaría todas esas impresiones de la ciudad de los rascacielos para escribir “Poeta en Nueva York” en el que, desde el título, el escritor tomaría protagonismo, pero además empezaría con la experimentación y la vanguardia.

Es interesante cómo el Nueva York de los años 30 y el de ahora, aunque evidentemente no son iguales, pasan por una crisis que marcó y marcará la historia de la ciudad. Nueva York es una de las ciudades más afectadas por el COVID-19 y durante las últimas semanas hemos visto escenas de desesperación, desesperanza y abismo humano; similares a las que Lorca contempló hace 90 años.

En el poemario podemos leer no solo el sentimiento decaído de Lorca, sino el estado anímico de todo alrededor:

Panorama ciego de Nueva York

(Fragmento)

Si no son los pájaros
cubiertos de ceniza,
si no son los gemidos que golpean las ventanas de la boda,
serán las delicadas criaturas del aire
que manan la sangre nueva por la oscuridad inextinguible.

Durante su estancia no sólo convivió con gente de la universidad, sino que tuvo la oportunidad de interactuar con comunidades irlandesas, italianas, chinas, judías, latinas y negras; esa diversidad le dio al poeta multiculturalidad y algo de esperanza, pero al mismo tiempo mostró una sociedad que, aunque es diversa, tiende a los excesos, a la discriminación y al racismo.

Nella Larsen es una de las personalidades que acompañó y llevó a Lorca al barrio de Harlem. Nella en su obra reflejaría la mezcla de la cultura norteamericana con la africana; a Federico ésta preocupación social lo llena, pues el poeta siempre se sintió muy cercano al pueblo y sobre todo a los más vulnerables:

Norma y paraíso de los negros (fragmento)

Es por el azul sin historia,
azul de una noche sin temor de día,
azul donde el desnudo del viento va quebrando
los camellos sonámbulos de las nubes vacías.

Es allí donde sueñan los torsos bajo la gula de la hierba.
Allí los corales empapan la desesperación de la tinta,
los durmientes borran sus perfiles bajo la madeja de los caracoles
y queda el hueco de la danza sobre las últimas cenizas.

En el poemario se muestra la dicotomía de estas comunidades en la ciudad. Aunque por un lado es una denuncia social para reivindicar su raza y sus raíces, también expone la situación en la que viven. Durante años Estados Unidos ha enfrentado distintas etapas que han ido liberando de poco a la población negra, pero el racismo tan arraigado no lo ha logrado aún desaparecer. Lorca alude a la liberación afroamericana y a las injusticias cometidas en su contra, al mismo tiempo que sueña con un futuro mejor de libertad y esperanza:

El rey de Harlem (fragmento)

Es preciso matar al rubio vendedor de aguardiente
a todos los amigos de la manzana y de la arena,
y es necesario dar con los puños cerrados
a las pequeñas judías que tiemblan llenas de burbujas,
para que el rey de Harlem cante con su muchedumbre,
para que los cocodrilos duerman en largas filas
bajo el amianto de la luna,
y para que nadie dude de la infinita belleza
de los plumeros, los ralladores, los cobres y las cacerolas de las cocinas.

¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem!
No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos,
a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro,
a tu violencia granate sordomuda en la penumbra,
a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje.

Aunque el caso de George Floyd no es de Nueva York, su desafortunado asesinato, los eventos posteriores, así como la necesidad de reivindicar sus derechos, sí muestran la realidad y situación de la mayoría de los afroamericanos en aquel país.

Los poemas y textos aquí citados son fragmentos, pero si deseas leer “Poeta en Nueva York” o conocer más de Federico García Lorca puedes consultar estas ligas:

Poemario:

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/poeta-en-nueva-york-785140/html/

Universo Lorca

https://www.universolorca.com/

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