Dentro de las secuelas psicológicas del COVID-19 es común que las y los pacientes presenten episodios de estrés

‘Las fakes news aumentan el estrés’, plantean expertos

Ansiedad y miedo son algunos de los efectos psicológicos de la pandemia, aseguran expertas en salud mental. Estos problemas se han incrementado en la sociedad debido a la incertidumbre por la nueva ola de contagios de Ómicron, la nueva variante del COVID-19

A lo largo de dos años, el COVID-19 ha impactado distintos rubros, desde lo económico y social, hasta en el bienestar físico, como demuestra el aumento notable de padecimientos relacionados con estrés, la ansiedad y depresión registrados de 2020 a la fecha.

De acuerdo con Sergio Alberto Mendoza Álvarez, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM, dentro de las secuelas psicológicas es común que las y los pacientes presenten episodios de estrés, sobre todo, si estuvieron hospitalizados o hubo una pérdida de familiares y conocidos.

“Cuando han pasado eventos agudos del padecimiento, además de los anteriores, también se presenta ansiedad o depresión por el impacto psicológico de haber estado aislado y hospitalizado por un tiempo prolongado”, explica.

Este hecho nuevamente ha comenzado a cobrar factura ante el avance de la nueva variante del COVID-19, Ómicron. Esto es comprensible porque, a decir de la profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, Melisa Chávez Guerro, cuando el ser humano está frente a cualquier situación extraña o de amenaza a la salud, es inevitable experimentarlo.

La información en cuanto al número de contagios y fallecimientos también puede afectar, por lo que la especialista universitaria recomendó mesura ante el alud de datos y mantener la calma en todo lugar, lo cual podría coadyuvar a disminuir el impacto de Ómicron en la salud mental.

“El riesgo es que nuestra atención se focalice sólo en la pandemia y en la amenaza que nos representa. Si nos colocamos en ese escenario es muy probable que sucumbamos al miedo. Ese fenómeno es conocido como ‘visión de túnel’ e implica una tendencia a ver sólo lo que tenemos enfrente y volvernos ciegos a lo demás”, refiere la especialista.

La académica sugiere realizar otras actividades, como ver en televisión algo que relaje, armar rompecabezas, convivir con la familia o retomar hábitos que la pandemia, quizá, hizo que se olvidaran.

“La ‘visión de túnel’ nos hace ver sólo lo que tenemos enfrente y volvernos ciegos a lo demás”
Melisa Chávez GuerreroAcadémica de la UNAM

“Eso no implica que desestimamos la severidad de la COVID-19 o que consideremos que, porque nos dijeron que Ómicron es más leve, dejemos de preocuparnos. Es preciso seguir en esta ruta de cuidarnos e incluye atender tanto lo físico como lo mental”, agrega.

En tanto, para la profesora de la Facultad de Medicina, Rocío Tirado Mendoza, la presencia súbita de una nueva variante que en semanas desplazó a Delta del ámbito epidemiológico, cambió las reglas del juego.

“La aparición de Ómicron fue intempestiva y de ahí que resulte tan desconcertante. Empezó a distribuirse muy rápido y en tiempos mucho más cortos, lo cual ha provocado que en unos cuantos días tengamos conocimiento de personas conocidas infectadas o bajo sospecha de tener COVID-19, esto nos genera una sensación de círculo que se estrecha”, advierte.

Destaca que la situación actual genera demasiado estrés en la población y se incrementa con la aparición a diario de fake news sobre el coronavirus; recibir información confusa incrementa nuestros temores.

Por último, Rocío Tirado sugiere no tomar por cierto toda la información recibida, no sin antes contrastar con lo que dicen los expertos.

“La ciencia nos dice que los virus de ARN tienden a mutar y de seguro aparecerán más variantes, es lo esperable, pero asegurar que circula por ahí un nuevo virus con lo peor de Delta y la alta transmisibilidad de Ómicron, no sólo genera miedo, también desinforma”, puntualiza.

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