Las Hijas de Coyolxauhqui, difundiendo la historia de las mujeres
La colectiva Las Hijas de Coyolxauhqui, conformada por estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, surgió como protesta contra la violencia de género en la institución. Su activismo se concentra en el estudio y difusión del conocimiento de historiadoras y antropólogas
Karina CoronaEl tiempo y el estudio han hecho que la colectiva Las Hijas de Coyolxauhqui redefina su concepto sobre el feminismo, bandera y motivo de su unión; al tener la certeza de que, así como las personas se van adaptando a los cambios, ellas dejaron a un lado la “imagen romántica” de la lucha para poder visibilizar más causas, como los transfeminicidios, el racismo y el clasismo.
Bajo este designio, Joselyn Ramírez y Jocelyn Monroy León, egresadas de la carrera de Etnohistoria por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), crearon esta colectiva para nombrar, visibilizar y difundir el trabajo de historiadoras, antropólogas y etnohistoriadoras, cuyos conocimientos y nombres quedaron relegados u olvidados.
“Surgió del paro de mujeres de la ENAH de 2019, a partir de ahí se crearon asambleas, pero la concurrencia fue disminuyendo hasta que llegamos a 10 compañeras. Entre pláticas salió la idea de la colectiva; muchas querían que la chamba se quedara en el protocolo de denuncias, los tendederos, y nosotras que saliera de la escuela, visibilizar nuestro trabajo, hacer intercambio de ideas y bibliografía”, expresa Jocelyn Monroy.
Las Hijas de Coyolxauhqui comenzó siendo un grupo numeroso, pero se redujo a dos integrantes debido a varios roces y diferencias ideológicas sobre su activismo feminista, pues existían discursos de odio mientras que, otras, eran más “radicales”, e iban contra su idea original.
Entre violencia y acoso
Ramírez y Monroy lideran esta causa que va dirigida a todas y todos. Ambas se valen de las redes sociales para explicar la Historia que, incluso a ellas, no les fue enseñada en su institución, sobre ello, las ahora egresadas, comentan que su plan de estudios deja mucho que desear, pues se rige por prácticas heteropatriarcales, machistas, misóginas y clasistas.
“La ENAH es un lugar medio tóxico para el activismo, es como muy visible en esos asuntos, es como la película “Chicas pesadas”, pero de gente de izquierda”, expresa Jocelyn a Reporte Índigo.
También confiesan que este ambiente fue uno de los motivos para que compañeras salieran de la colectiva y de los paros, quizá por miedo a represalias académicas, porque dentro de la comunidad se sabe que existen maestros que frecuentemente violentan a las estudiantes.
Incluso, tanto Joselyn Ramírez como Jocelyn Monroy fueron acosadas por un maestro, a quien ya habían denunciado en varias ocasiones y, aparentemente, tiene una carpeta de investigación en la Alcaldía de Tlalpan.
“Ese mismo profesor investigó quién estuvo en el paro los días que la escuela estuvo cerrada, a nosotras nos acosó por Internet y estuvo investigándonos, hizo cartas diciendo que ya tenía nombres, afortunadamente, sus denuncias no llegaron a nada”, expresa Ramírez.
Las egresadas comparten que también hay otro profesor que ha sido denunciado, al menos siete veces, por estudiantes que sufrieron violencia académica. Y, a pesar de que mandaron cartas de denuncia a la institución, nunca se llegó a nada, los maestros continúan dando clases con el apoyo de otros docentes y aliados dentro de la escuela.
“Es un señor prepotente que nos decía que debíamos aprender más a los marxistas y cómo luchar, que porque lo que hacíamos no era feminismo. En sus clases hacía comentarios clasistas y racistas; se refería a las mujeres como las chachas, indias; saca de onda escuchar estos comentarios en una clase de rebeliones indígenas y etnología de México”, revela Monroy.
El activismo de las Hijas de Coyolxauhqui
Las Hijas de Coyolxauhqui se cuestionan dónde quedan las mujeres en la Historia, por ello, se encargan de subir material a sus redes sociales difundiendo el trabajo, que aún no es reconocido, realizado por mujeres desde diversas disciplinas.
“Es importante para esta colectiva mostrar que las mujeres tienen su propia historia, porque se ha invisibilizado su chamba, tenemos que reconocerlas”, puntualiza Joselyn Ramírez.
Un ejemplo de su labor es el hilo en Twitter que realizaron sobre las mujeres en la Revolución, momento que normalmente es recordado sólo por las adelitas, pero también hubo enfermeras, como Leonor Villegas, fundadora de la Cruz Blanca Constitucionalista; incluso hubo quienes tomaron las armas para participar en batalla.
Quizá uno de los casos más emblemáticos es el de la Malinche, a quien tacharon como traidora por su colaboración con los españoles, pero, en realidad es un personaje muy complejo.
“El ser mujer se vive de diferentes formas, porque, algo que nos dimos cuenta, es que en el feminismo se puede dar un discurso clasista o racista; con el debate del aborto muchas dijeron que es importante porque así evitamos que mujeres pobres traigan hijos a la pobreza. Queremos darle otro sentido al feminismo y que se dejen de replicar discursos de odio”, expone Joselyn.
Otra de las luchas que mantienen es para que la ENAH no cierre el área de terapia psicológica para la comunidad, la cual puede darse ante el reciente recorte de presupuesto; hasta ahora es un espacio que se ha mantenido gracias a los esfuerzos de su psicóloga y estudiantes
Su cuenta de Twitter inició con 100 seguidores, ahora ya suman más de tres mil 800, quienes, en su mayoría, reaccionan positivamente al contenido.
También están abiertas a que las y los seguidores retroalimenten este conocimiento, pues su objetivo es que estas publicaciones e infografías estén al alcance de todas y todos los usuarios.
“Queremos crear redes de trabajo e información, porque tienes esta historia oficial que te repiten y no hay cuestionamiento a estos datos, y muchas de las personas que nos dedicamos a la antropología e historia creemos que estas disciplinas se deben cuestionar constantemente, que no se queden en un dato duro”, expresan las fundadoras de la colectiva.
No obstante, pese a todos sus esfuerzos, ambas activistas no saben cuánto más pueda vivir Las Hijas de Coyolxauhqui, ya que no cuentan con remuneración económica y el apoyo es escaso. No obstante, está en puerta la segunda edición de su revista Papalotl, a la cual se puede acceder de manera gratuita y en línea a través de revistapapalotl.wixsite.com.
“Lo que nos preocupa es sacar la revista, que tenga varios números por un largo tiempo, no sabemos hasta dónde puede llegar, pero así estábamos al principio, no sabíamos que íbamos a tener tantos seguidores, convocatorias de mítines e interés en Twitter. Nos gustaría que remuneraran nuestro trabajo, pero ya no hemos pensado la colectiva muy a futuro”, lamenta Joselyn Ramírez.