Escrito en sangre

México, aquejado por ser una nación sin memoria, que vive bajo la visión de los vencidos, ese agachismo heredado desde la época de la conquista, pero antes de todo, antes de la llegada de los hombres del viejo continente, antes de caer Tenochtitlán, sus pueblos escribieron su historia desde el sacrificio, desde los rituales de la muerte, desde la sangre.

 

Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Figuras como Rafael Caro Quintero, Francisco Javier Ortiz Franco y Arturo Durazo Moreno son exploradas en el cuarto tomo 

México, aquejado por ser una nación sin memoria, que vive bajo la visión de los vencidos, ese agachismo heredado desde la época de la conquista, pero antes de todo, antes de la llegada de los hombres del viejo continente, antes de caer Tenochtitlán, sus pueblos escribieron su historia desde el sacrificio, desde los rituales de la muerte, desde la sangre.

 

Los siglos pasan por el país y nadie recuerda sus hechos históricos, menos los de violencia, sin embargo en 1870 Manuel Payno y Vicente Rivapalacio se dieron a la tarea de abarcar los incidentes marcados por la sangre, publicando una obra única en su haber y de la que poco se recuerda hasta nuestros días.

 

“Cubre tres siglos de asesinatos célebres en México. Ellos lo comienzan en 1520 desde Moctezuma hasta 1867 con el fusilamiento de Maximiliano, Miramón y Mejía y finalmente fue un volumen que yo estudié, sobretodo de la mano de José Emilio Pacheco y que me hizo darle una continuación”, comentó Gerardo Villadelángel Viñas quien hasta ahora lleva cuatro tomos publicados de “El libro rojo”.

 

El cuarto tomo que Villadelángel coordinó para su edición abarca 13 años, mismos en los que textos de Alberto Chimal, Bernardo Esquinca, Alfredo Gurza, Miguel Ángel Granados Chapa, María Luisa López, entre otros, abarcan temas de violencia como el asesinato de Francisco Javier Ortiz Franco, editor del Semanario Zeta, la época de Arturo Durazo Moreno y la masacre del Río Tula, así como un desglose de Rafael Caro Quintero, y la lista de temas continúa.

 

Desde el tercer volumen el narcotráfico estuvo presente con el caso de Alberto Sicilia Falcón, pero Villadelángel no quiso dejar la oportunidad de profundizar en éste tema, por lo que en el hasta ahora último volumen se trazó con este eje principal.

 

“Yo pienso que va a haber un par de volúmenes mínimo más de ‘El libro rojo (continuación)’ y en donde desde luego, si bien no van a quedar –imposible que así sea– resumidos los casos o la historia del crimen organizado en México, si va a haber un relato y desde luego un análisis”, vislumbró el editor.

 

El pulcro diseño

 

A Villadelángel le interesó desde un inicio que paradójicamente “El libro rojo” no fuera un libro rojo, sino que tuviera un diseño que cuidara la estética con el lector y le afrontara como individuo.

 

“Me interesaba mucho que fuera un libro color plata porque la plástica cromática del libro finalmente se presta a que cada lector, desde que lo toma en sus manos, se vea reflejado, me interesaba que un libro sobre la sangre fuera un reflejo del ser mexicano”.

 

A Gerardo Villadelángel le tomó cerca de 17 años el formular la continuación de ‘El libro rojo’.

 

La sangre como leitmotiv

 

El asesinato, el poder sobre el cuerpo, la ejecución misma de un ser sobre de otro fue lo que Villadelángel persiguió en las letras de Payno y Rivapalacio, cual detective que sigue las huellas de sangre del agresor.

 

Fue así como a través del discurso impreso que el también ensayista develó la influencia que los escritores tuvieron de acuerdo a la época.

 

“A mi me interesaba mucho registrar ejercicios de poder que llevaran hasta el último grado: el asesinato, que es la intervención del cuerpo y es la mutilación y es la sangre como leitmotiv”, acotó.

 

A Villadelángel le llevó cerca de 17 años el formular la continuación de “El libro rojo”, publicando la secuela del trabajo de Payno y Rivapalacio en 2008, además de haber reeditado la obra original de 1870 como un volumen cero.

 

“A partir de ahí, de la respuesta, pudimos hace dos años hacer una reedición, bajo los propios conceptos editoriales que yo manejé (…) pudimos hacer una reedición de ese libro del diecinueve”, expresó.

 

Los capítulos escarlata

 

Escoger entre los trabajos arrojados por diversas plumas a lo largo de los cuatro tomos, le resulta difícil a Villadelángel, ya que no quiere dejar de lado los aportes de quienes han sido sus maestros -y sus amigos-, aunque confiesa cuales fueron algunos predilectos de los mismos autores.

 

“Por poner un ejemplo, para Vicente Leñero fue un episodio muy importante el de Goyo Cárdenas, que él conoció de niño y del que quedó fascinado siempre y del que nunca había escrito”, refirió.

 

Algo que fue de suma importancia para el también curador de “El libro rojo (continuación)” era darle la misma importancia a los episodios político-históricos que a los civiles, ya que para él ningún episodio violento es gratuito.

 

“La sangre es una forma de acercarse a la construcción de un país”, expresó. Entre sus episodios preferidos se encuentra el del asesinato del expresidente Francisco I. Madero, ocurrido el 22 de febrero de 1913 en la Ciudad de México.

 

“La inocencia de Madero, la tristeza en cómo se resolvió un personaje histórico tan importante, el aporte de la democracia cómo vino a concluir su proyecto de nación de una forma muy triste, muy cruel, en donde tuvo errores infantiles incluso”.

 

El valor enciclopédico 

 

El empeño puesto en la crónica, en seguir las huellas de la sangre y la criminalidad mexicana ha convertido a “El libro rojo (continuación)” en una suerte de enciclopedia contemporánea, sin haberse propuesto esa meta documenta bien al lector promedio que desee sumergirse en las letras escarlatas nacionales.

 

“Hace 17 años pensaba que sólo sería un libro, y a partir de la investigación, para la formulación del índice, el libro creció y a partir del apoyo que nos dio el Fondo de Cultura Económica para que fuera una obra completa, la obra tuvo la necesidad de crecer”, ahondó.

 

Las continuaciones han tenido un alcance contemporáneo debido a la interpretación de la historia y cómo es que se maneja la recapitulación de los hechos violentos en la sociedad mexicana, lo que en definitiva le da el valor enciclopédico para futuras generaciones.

 

“Se ha convertido en eso, en una serie, en una colección de alcances historiográficos (…) eso que jamás estuvo contemplado ha venido con los años a construir eso, una enciclopedia cuyo leitmotiv es la sangre, es el ejercicio del poder sobre el cuerpo, es el crimen en la historia de México”. 

 

Arte visual: un comentario

 

Para ilustrar “El libro rojo”, el escritor ha invitado a distintos artistas plásticos para dejar sus trazos en los cuatro tomos, permitiendo que el pincel sea libre y nada más llegue la inspiración de quienes colaboran en la edición.

 

“Lo que me interesaba hacer para seguir con la plástica del libro, fue más que hacer un discurso de ilustración con artistas visuales contemporáneos, yo lo que hice fue invitarlos, más que para ilustrar cada uno de los capítulos, para que hicieran un comentario visual, una nueva lectura, una interpretación de esos episodios”.

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