La lluvia de meteoros las Perseidas podrá verse entre el 11 y 12 de agosto luego que la fase menguante en que se encuentra la Luna permita la observación óptima de este fenómeno que sucede cada verano, conocido popularmente como Lágrimas de San Lorenzo.
Sin embargo, serán las nubes lo que dificulte en algunos lugares la contemplación de la lluvia de estrellas, ya que, tras varios días de cielos completamente despejados en casi todo el país, las tormentas y los cielos parcialmente nubosos van a ser una constante en muchas comunidades durante las próximas jornadas.
Se trata de polvo y rocas residuales de un cometa (el Swift-Tuttle) que al colisionar con la atmósfera terrestre se convierten en “bolas de fuego” y a una velocidad de hasta 50 kilómetros por segundo dibujan esos trazos luminosos que desencadenan uno de los espectáculos astronómicos más característicos de las noches de verano en el hemisferio norte.
El Observatorio Astronómico Nacional (OAN) ha recordado que las perseidas comienzan a verse en el cielo a mediados de julio y se prolongan hasta el final de agosto, pero la máxima actividad se registra cada año entre los días 11 y 13 de agosto, cuando esa lluvia puede llegar a ser de hasta unos 200 meteoros por hora.
Durante las últimas noches las “lágrimas” han surcado ya el cielo y han generado bolas de fuego especialmente brillantes que han sido ya grabadas por los detectores que la Red de Bólidos y Meteoros del Sureste de Europa tiene en el Complejo Astronómico de La Hita (Toledo) y en otros nueve observatorios localizados en diferentes lugares de Andalucía.
Pero el verdadero espectáculo que generan las “lágrimas de San Lorenzo” se producirá durante las noches del 11 al 13 (entre el martes y el jueves de esta semana) y el mejor momento para observarlo serán las primeras horas de la noche, cuando el cielo estará más oscuro, antes de la salida de la luna, aunque el satélite no será este año un obstáculo mayúsculo por estar en una fase menguante.
Cada verano la Tierra cruza la órbita del cometa Swift-Tuttle, que está repleta de esas partículas pequeñas, como granos de arena e incluso menores, que habían sido liberadas por el cometa en sus pasos anteriores.
Los datos del Observatorio revelan que el brillo y la velocidad que alcanzan esos meteoros ocasionan un efecto espectacular y la “ilusión” de que están muy próximos, aunque en realidad las “perseidas” (bautizadas así porque “parecen” venir de la constelación de Perseo) suceden a unos 100 kilómetros.