Después del furor, el oro y la ceremonia número 88 de los Premios Oscar, quedan los temas al aire de una fiesta que compartió el sentimiento generado por el #OscarsSoWhite, pero que gastó el recurso hasta el cansancio.
Queda también la duda, del porqué los pronunciamientos de los acreedores de las estatuillas fueron opacos y sin pugna como en otros años, teniendo por supuesto algunas contadas excepciones.
Además de que un funcionario público federal hiciera presencia en el foro del Teatro Dolby. Y no se trató de cualquier figura pública, sino del vicepresidente de la Casa Blanca, Joe Biden, quien habló acerca de las víctimas de abuso sexual en Estados Unidos.
Todo esto cerrado con un broche de oro inesperado al final de la ceremonia, cuando en lugar de ganar la tan esperada “The Revenant”, el triunfo quedó arrebatado por “Spotlight”, cinta basada en hechos reales.
¿Cuál es el mensaje que buscó dejar Hollywood en las audiencias la noche del 28 de febrero? ¿Acaso se pidió prudencia en las declaraciones de los galardonados? ¿La solemnidad pudo más que el entretenimiento en el Oscar?
Se gastó el discurso
Un apunte certero que tuvo el maestro de ceremonias Chris Rock, fue que a menos de un minuto de iniciado su soliloquio ante los asistentes, abordó sin miedo el tema de la discriminación racial en los Premios de la Academia.
Lo cual fue ovacionado y aplaudido entre las celebridades sin miedo a represalias ni a ser juzgados en la noche caucásica del Oscar, el comediante rápidamente se echó a la bolsa los vitoreos recién iniciada la transmisión.
Pero el chiste que prontamente alzó carcajadas, poco a poco fue apagando su luz, cayendo en el exceso que terminó por dejar de causar gracia.
La Academia apoyó al afroamericano para no dejar pasar el momento y aprovechó la polémica de #OscarsSoWhite. Sin embargo, la institución fílmica presidida por Cheryl Boone Isaacs –quien es también de raza negra– se vio muy flexible ante la exageración del discurso pro afroamericanos.
Llamado al Vaticano
Con un parco “Y la ganador es… ‘Spotlight’”, Morgan Freeman anunció el triunfo que dio un revés ante los pronósticos esperados, ya que “The Revenant” se esperaba que fuera la cinta premiada a Mejor Película, después de llevarse las estatuillas de Mejor Cinefotografía, Mejor Actuación y Mejor Director para Emmanuel Lubezki, Leonardo DiCaprio y Alejandro González Iñárritu, respectivamente.
Pero no, el filme que se basó en la historia real, publicada en 2001 por el periódico The Boston Globe, acerca de una red de pederastas clericales en la ciudad capital del estado de Massachussetts, salió al podio para reclamar la presea favorita de la noche.
El largometraje se estrenó en la Unión Americana dos meses después de que el Papa Francisco la visitara en 2015, y a pesar de que su taquilla ha sido relativamente escasa, el mensaje que busca proponer queda claro en la ficción: combatir las entrañas de corrupción de padres violadores al interior del catolicismo.
Con ello, Hollywood ha dejado en claro que la preferencia recayó en una producción que viene a develar una verdad incómoda, sobre cualquiera de las otras siete películas nominadas que proponen un discurso de ligero entretenimiento.
Iñárritu: palabras con temple
La frase de Alejandro González Iñárritu ya le dio la vuelta al mundo, al lapidar que “el color de la piel se vuelve tan irrelevante como el largo de nuestro cabello”. Y marcar de manera sugerente la discriminación racial, especialmente latinoamericana, ante las declaraciones xenofóbicas de Donald Trump.
Entre “La Cabalgata de las Valquirias” de Wagner como fondo para despedir al mexicano del estrado, el apodado “El Negro” no cayó sus palabras al ganar el Oscar a Mejor Director y tomó el micrófono para expresar que era una gran oportunidad para su generación e invitar a liberarse de todos los prejuicios acerca de cómo se visualiza a distintas razas que conviven diariamente en el país del norte.
Además de Iñárritu, solo Leonardo DiCaprio se atrevió a hacer un llamado extensivo al combate del cambio climático, pero fuera de los dos talentos que compartieron crédito en “The Revenant”, los discursos de aceptación por parte de los agraciados con el oro la noche del domingo se vieron tibios y sin carácter para hacer mella en los temas de actualidad internacional, reflector que ha sido aprovechado infinidad de veces en premiaciones anteriores.
Una visita de la Casa Blanca
Uno de los acontecimientos sorpresivos de la premiación fue la aparición del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien tras una salva de aplausos de medio minuto y el recibimiento de pie de los asistentes en el Teatro Dolby, pronunció un argumento inesperado en el recinto.
“Muchas mujeres y hombres afuera y dentro de las universidades siguen siendo víctimas de abuso sexual”, expresó el brazo derecho de Barack Obama, para incentivar al auditorio y los televidentes a que se unan a combatir este tipo de situaciones.
El mensaje que pugnó el funcionario fue claro y contundente para “cambiar esta cultura”. Después presentó a Lady Gaga con la canción “Til It Happens to You”, nominada la noche del domingo, que contó con la presencia de víctimas de abuso sexual.
La visita de Biden no es la primera intervención del gobierno de Obama en la ceremonia de la Academia, ya que en 2013 su esposa Michelle otorgó vía satélite el premio para Mejor Película, para “Argo”.
Pero el comunicado fue directo. Si la Casa Blanca envió a su representante a la noche de mayor prestigio en Hollywood para hablar de abuso sexual, es porque la Academia apoyó este 2016 el mismo anuncio, declarando a “Spotlight” como la Mejor Película, sobre todo por el contexto que transmite la cinta.