Nunca he sido fan de Maná, pero no me molesta escuchar una que otra de sus canciones. También reconozco que he tenido etapas de odio sin sentido hacia el grupo, pero con el tiempo he aprendido a no ser tan virulento con las agrupaciones que no me gustan. Es muy fácil –y tramposo– atacarlos desde una perspectiva de gustos “superiores”. Por más mainstream que sean, por más discos que vendan y estadios que llenen –fuera y dentro del país-, nunca tendrán la calidad que tiene “X” o “Y” banda.
Resulta que hoy me topé con una nota del grupo de Guadalajara en el sitio de The New York Times.
El artículo habla de cómo ha “redefinido” el concepto de “crossover” en el pop latino al no cantar en inglés, como lo han hecho Shakira o Ricky Martin.
Maná es un fenómeno en Estados Unidos: superaron recientemente el récord de Britney Spears de presentaciones en vivo –11– en el Staples Center de Los Ángeles. “Familias enteras, abuelos incluidos, llenaron la arena”, dice la nota.
Pero lo más divertido está en la referencia que hace de su “amigo Chris Martin de Coldplay”, quien le ha recomendado que siga cantando en español.
O qué tal la descripción que el diario hace de su sonido: “un estilo reggae a la Police con influencias de pop rock”.
La moraleja de este #Popcast es que hay que ser más tolerantes con los gustos de los demás, como con el trabajo de bandas que no nos gustan, sin dejar de ser críticos.
Por cierto, “Déjame Entrar” me parece una buena canción. Aplausos para el uso de trompetas y del riff noventero.