Máquina de éxitos, hecho en Suecia

Max Martin tiene el toque de Midas. Oro pop sale de sus canciones.

Nile Rodgers, el anterior protagonista de nuestro #Popcast, no es el único capaz de hacer que cualquiera tenga un éxito.

Martin se crió en Estocolmo en los setentas, cuando la capital sueca era la central mundial de la música pop gracias a ABBA. Veinte años después, Martin básicamente creó por si mismo la gran ola pop estadounidense que terminó con el dominio radial del rock alternativo. 

Esteban Castro Esteban Castro Publicado el
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Max Martin tiene el toque de Midas. Oro pop sale de sus canciones.

Nile Rodgers, el anterior protagonista de nuestro #Popcast, no es el único capaz de hacer que cualquiera tenga un éxito.

Martin se crió en Estocolmo en los setentas, cuando la capital sueca era la central mundial de la música pop gracias a ABBA. Veinte años después, Martin básicamente creó por si mismo la gran ola pop estadounidense que terminó con el dominio radial del rock alternativo. 

Sobre los ritmos y composiciones de Martin se construyó toda la carrera de los Backstreet Boys. Los mayores éxitos de la boyband –de “Everybody” a “As Long As You Love Me”– son producto de esta fábrica de pop sueca. La banda pop rival, *NSYNC, también usó a Martin para “Tearin’ Up My Heart” e “It’s Gonna Be Me”.

La combinación de guitarras acústicas y discretos sonidos electrónicos en “I Want It That Way” cimentó la reputación del productor sueco. El track fue nominado a tres Grammy y es una de las 10 mejores canciones pop de todos los tiempos (¡!), de acuerdo a Rolling Stone.

Sus intensas tres notas de piano en “…Baby One More Time” fueron la presentación de Britney Spears al mundo. Trece años después, los toques de dubstep en “Till The World Ends” se encargaron de reanimar la carrera de la problemática –y fuera de forma– cantante.

Martin tiene una fórmula para crear éxitos que se basa en tener un coro memorable, no importa que sea para una veterana banda de rock desesperada por tener un éxito como “It’s My Life” de Bon Jovi, o para una naciente estrella pop como Katy Perry en “I Kissed A Girl”.

Con Katy Perry, Martin ha colocado siete sencillos consecutivos en el Top 10 de Billboard a base de canciones como “Teenage Dream” y “California Gurls”. Por eso no sorprende que el sueco haya ganado en cinco ocasiones el premio al Compositor del Año que otorga la Sociedad Americana de Compositores.

Al yo ser miembro del #TeamKanye, no hay artista pop a la que haya tratado de evitar con más fervor que Taylor Swift. Sin embargo, el año pasado no me pude resistir a caer en la tentación de mover la cabeza mientras escuchaba la pegajosa “We Are Never Ever Getting Back Together”. 

Cuando me enteré que Martin fue el productor de este track –incluidas las torcidas guitarras en reversa, un truco no visto desde “Don’t Tell Me” de Madonna–, entendí por qué me costó trabajo resistirme a este hit. 

Como canta Swift en esta canción, es obvio que hay música indie mucho más cool que ésta, pero es casi imposible que tengan la inmediatez y facilidad de generar una conexión con el cada vez más elusivo gran público, el cual es sin duda el sello del productor sueco.

Quince de las canciones de Martin han ocupado el número 1 en Billboard, la más reciente de ellas “One More Night”, de Maroon 5, otra banda necesitada de éxitos.

Martin es sin duda el verdadero heredero escandinavo del genio pop de Björn Ulvaeus y Benny Andersson de ABBA. Es casi tan imposible odiar la avalancha de creaciones pop de Max Martin, como negar su talento para crear hits.

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