El color del papel de china picado, el movimiento de los rehiletes, la música con marimba, los vestidos de tehuana y el olor del maíz tatemado al carbón, fueron abrazados con cariño por una mujer que se ha vuelto referente de la mexicaneidad en el extranjero, Frida Kahlo.
Ella sentía un profundo amor por su país y, bajo esta premisa, Francisco Gerardo Haghenbeck se tomó un año de su vida para estudiar a profundidad a la pintora y escribir una novela sobre ella.
“Comenzó como un pretexto para hablar o contestarnos la pregunta ‘¿qué es lo que nos vuelve orgullosos a los mexicanos?’ Si hay ahorita un ícono que define perfectamente nuestra cultura es Frida Kahlo”, comenta Haghenbeck, en entrevista con Reporte Índigo.
A una década de su publicación, Editorial Planeta reedita el libro que primero fue titulado como Hierba Santa, con el pseudónimo Alexandra Scheiman por Haghenbeck, ahora renombrado El libro secreto de Frida Kahlo, que se encuentra en librerías de todo el país, desde el pasado otoño.
“Era mi tercer o cuarto libro, pero en ese entonces los que había publicado eran de novela policiaca, por lo que el editor no creía que este nuevo podría estar ligado con un autor de novela negra, fue por eso que lo cambiaron, para volverlo con una voz más femenina, cosa que realmente no funcionó aquí en México”, recuerda el autor.
“Pensé que sumergirme en su vida, a través de un acercamiento de realismo mágico y folclor de esa mitología fantástica que hay alrededor de la cultura mexicana, me daría un pretexto para poder hablar de muchas cosas de México, como del Día de Muertos, de la Catrina, de todas estas leyendas prehispánicas y coloniales que hay, pero a través de los ojos de Frida Kahlo”, dice Haghenbeck.
Siempre insurrecta
De la pintora, esposa de Diego Rivera, se tiene el vivo recuerdo de que era contracultural, porque no iba acorde al sistema político mexicano, por lo que haciendo una analogía sobre cómo sería Frida Kahlo en la actualidad, Haghenbeck esclarece que ella estaría inconforme con el gobierno federal en turno.
Las corrientes de pensamiento de izquierda en México se germinaron durante el periodo en el que Rivera y la camarilla de artistas plásticos tuvieron auge, además de que esto siguió teniendo relevancia con la llegada de León Trotski al país, bajo el asilo del presidente Lázaro Cárdenas.
“(Frida) nos vería muy light, pero esto también habla de que en México ha habido una corriente de izquierda muy importante desde los 30 y que ahorita se está consolidando, no es algo nuevo, no ha salido de la nada, pero desde tiempos de los muralistas estaba ahí presente y Frida es uno de los elementos más importantes de estas corrientes de izquierda”, agrega el artista.
Explorar a Frida en la política
Para Haghenbeck, la imagen de Frida Kahlo se ha sobrexplotado; sin embargo, considera que es necesario indagar más en sus acentuaciones políticas.
“Hay aristas de Kahlo que a mí se me hacen muy interesantes, como la Frida política, ella viviendo en una época en la que no había derecho al voto femenino, pero aun así, fue una mujer muy importante en los movimientos y asociaciones políticas de su época”, expresa.
Kahlo estaba presente y activa al interior de la vida nacional, era parte del círculo intelectual de México, por lo que su influencia podía marcar el rumbo en el pensamiento político del país.
Con sabor a Kahlo
El hilo conductor de El libro secreto de Frida Kahlo está en la cocina, Haghenbeck argumenta que la habitante de la Casa Azul era una amante de la sazón mexicana, por ello, decidió que esto fuera la columna vertebral de su ficción.
“La comida es un elemento que está muy presente en el libro, porque era una persona que amaba la comida. Ella misma decía que se sentía mejor cocinando que pintando; entonces, la cocina es un medio de expresión, un modo de mostrar sentimientos y sensaciones”, describe el autor, vía telefónica, desde Puebla.
A raíz de que se han encontrado múltiples libretas de apuntes de Kahlo con el paso de los años, el escritor aprovechó esta idea para inventar su versión libre de un cuaderno de recetas, pero confiesa que estas fórmulas gastronómicas son un legado que le pertenece a su familia.
“Muchas de las recetas las heredé de mi abuela, Ana Correa, que era cercana al círculo de Frida Kahlo y de los intelectuales en México por mi abuelo, que era editor de la sección de cultura del periódico Exélsior. Estas recetas vienen de ese tiempo y estoy seguro que son originales de Frida y de la época”, detalla Francisco Gerardo Haghenbeck.
No hay élite de pensadores
Haghenbeck considera que un círculo de intelectuales mexicanos como el que se conoció en tiempos de Kahlo, es algo que, al parecer, ya es inexistente en estos días.
“Eran todo un grupo de escritores, escultores y pintores de la época, que fueron lanzados como la voz del pueblo, puestos como la élite intelectual de México y eso ya no existe hoy día; este grupo de artistas que sirven como representantes de México para el mundo, no lo hay”, dice el escritor.