‘Mejor ni me meto’
Es muy fácil juzgar y reprochar, pero no ponerse en los zapatos de los demás.
¿Por qué no se meten los niños a defender a otros cuando son testigos de una escena de bullying (acoso escolar)?
El colectivo común podrá pensar que por miedo, algo muy similar a cuando una persona es testigo de un asalto o cualquier otro crimen.
María Alesandra PámanesEs muy fácil juzgar y reprochar, pero no ponerse en los zapatos de los demás.
¿Por qué no se meten los niños a defender a otros cuando son testigos de una escena de bullying (acoso escolar)?
El colectivo común podrá pensar que por miedo, algo muy similar a cuando una persona es testigo de un asalto o cualquier otro crimen.
Signe Whitson, quien es autora, consejera y terapeuta de niños y adolescentes, señala en Psychology Today que cuando se le pregunta a un niño el porqué no intervino para defender a la víctima del acoso escolar que tiene enfrente, las respuestas van más allá de simplemente: “por miedo”.
En el marco de la última semana del National Bullying Awareness Month (Mes Nacional de Concientización sobre Bullying, en Estados Unidos), Whitson subraya que entre las respuestas más comunes está: “Alguien intervendrá seguramente”. Sobre todo se espera que un adulto entre en defensa del abusado.
Sin embargo, Signe reitera que la mayor parte de las veces, el acoso se da cuando no hay posibilidades de que llegue un adulto.
Barbara Coloroso dice en su libro “The Bully, the bullied, and the bystander” que, pese a las mil razones que pueden surgir, la del miedo es la más poderosa, pues un testigo de abuso y acoso escolar siempre cree que si se mete, se irán contra él (o ella) después.
En otras ocasiones, se trata de un amigo el que está agrediendo a otros niños, por lo que muchos pequeños –y adolescentes, sobre todo–, anteponen la amistad, antes que la justicia y el respeto.
Y muy pocos dicen no saber la manera de intervenir y muchos otros, creen que es convertirse en bully.