Probar un taco de barbacoa recién sacada del hoyo de tierra en Hidalgo, degustar el asado de puerco que se estila en Nuevo León o entrarle al huatape de camarón en la zona de la Huasteca, son sólo una pizca de los miles de sabores que Miguel Conde ha podido encontrar durante dos décadas que lleva conduciendo el programa televisivo La ruta del sabor.
A Conde le falta camino por recorrer, sabores que disfrutar y estados que visitar, por ello esta producción original de Canal 11 se congratula en presentar su décima temporada, en donde explora nuevos ingredientes y les da una segunda vuelta a aquellos que merecen resaltarse con el paso del tiempo.
“En esta temporada son 18 capítulos, me emociona eso, porque normalmente son 13, logramos convencer a Carlos Brito, el director del canal, de que fuéramos un poquito más allá y nos apretamos el cinturón, visitamos nueve estados”, revela Conde, en entrevista con Reporte Índigo.
En este 20 aniversario, se decidió visitar parte del Pacífico como Oaxaca; también el centro del país, como Morelos y Puebla; Milpa Alta y Xochimilco en Ciudad de México, de paso Estado de México; Chiapas al sur de la nación, y también subieron a Durango, Nayarit y Sonora.
“Especial mención para Nayarit y Durango, porque no los habíamos visitado con La ruta del sabor. ¡Nos sigue quedando un estado pendiente! Que se llama Quintana Roo, lo he visitado con otros proyectos, pero con La ruta del sabor no, entonces, me gusta cuando termino un viaje, dejar algo para regresar, para volver, y aquí tenemos más que un compromiso”, comenta en videollamada el presentador.
Aunque se han logrado hacer 10 temporadas en 20 años, Conde dice que pese a todo, lo que le falta a él y a esta producción televisiva, es más tiempo, porque recorrer de norte a sur y de este a oeste todo México, es una labor titánica y hay más sabores por descubrir a futuro.
“¿Qué le falta a La ruta del sabor? ¡Tiempo! Nos quedamos cortos. Hoy contesté varios mensajes en internet que dice: ‘Es muy poquito media hora, debería durar más’, ‘Quería ver tal o equis platillo’, entonces pues nos falta eso, y pues el colmo de un viajero es que te das cuenta que entre más viajas, más te falta por conocer”, admite Conde.
Pese a que Conde no revela un presupuesto aproximado para hacer La ruta del sabor, explica que hacer una temporada siempre es complicado y se tiene que hacer un tour a contrarreloj, recorriendo la mayoría de los lugares en un solo viaje en, aproximadamente, uno o dos meses. Hay todo tipo de experiencias, desde dormir en hoteles, acampar y andar sin internet, entre otras austeridades; el secreto es adaptarse y ser creativos.
¿El sabor favorito de México?
Miguel Conde es potosino de nacimiento y en su carrera artística ha recorrido gran parte de México, por ello reconoce que elegir una sola gastronomía preferida le es una tarea difícil, porque no puede tomar un solo camino, además de que recomienda nunca hacer comparaciones.
“Cuando viajes no compares. Estamos acostumbrados a vivir en un mundo que nos dice que hay que clasificar y hay listas, y que esto es lo imperdible, cuando la vida se trata de probarlo todo. Inevitablemente se van haciendo sus consentidos o sus propias listas, pero eso tiene que ver con algo muy personal”, argumenta el también actor.
Además, la subjetividad tiene un papel sobresaliente en las elecciones como comensales, por ello prefiere no decantarse por ninguna elección, porque también se involucran las emociones, recuerdos y memoria gustativa.
“Platillos que considero emblemáticos de nuestra gastronomía, que a mí me encantan, son el mole y el chile en nogada, dos platillos barrocos. En el mole poblano y el mole negro oaxaqueño está esta carga histórica, y el México actual está ahí, y luego estoy muy enamorado de ingredientes, cada vez más del maíz y de la milpa, para entendernos como mexicanos y quiénes somos, además de las posibilidades y riquezas nutrimentales”, reitera el presentador.
Una de las temporadas a las que más cariño le tiene Conde, es cuando recorrieron la parte noroeste de México, cuando fueron de Colima hasta Tijuana, y desde la última frontera de Latinoamérica, bajaron hasta La Paz y cruzaron el mar hasta Mazatlán. Este roadtrip fue de descubrimiento personal y gastronómico, que hasta ahora recuerda a la perfección, sin resaltar ningún sabor en particular, pero confiesa que de esa experiencia subió cinco kilos.
No dejar de sorprenderse
Así como Miguel Conde se debate en cómo seleccionar sus sabores preferidos, también lo hace al pensar en cuáles son sus capítulos favoritos de La ruta del sabor, pero reconoce que estos episodios son los que siente completos en su totalidad; algunos se remontan al origen de la emisión televisiva.
“Me gusta mucho uno que hicimos de barbacoa en la primera temporada, porque, precisamente, vemos todo el proceso, desde el animal, y mira que hoy por hoy sería impensable un programa como esos, no lo podríamos hacer por los temas de corrección política, que en este caso tiene que ver con los animales, tenemos que ser bien cuidadosos”, abunda el artista.
De este y otros programas similares recuerda que el involucramiento de todas las partes, dígase la comunidad en sí, es lo que los hace redondos en su totalidad, hombres y mujeres trabajando por igual, para tener un solo fin, el presentar un platillo estrella. Lo mismo le pasó en Yaxunah, una comunidad de Yaxcabá en Yucatán.
“El que hicimos de la cochinita pibil pasó lo mismo, vimos todo lo que involucra el proceso y también uno que sucedió en Hidalgo y es lo contrario, es muy sencillo, estuvimos con una señora y su fogón en la cocina de humo, la gente me dice ‘nos gusta que estuviste en la tierrita’ (…). Cada programa me enseña algo y ese es el gran reto para mí, no dejar de sorprenderme”, comenta, entre risas.