Cerca de 250 mujeres presentan hoy su obra para la exposición virtual Morras Chidas Rotulando.
Sus tipografías, colores e imágenes están en las láminas del puesto de tortas; en las mantas que anuncian una función de lucha libre, en las paredes de una escuela o en las bardas que invitan a un baile de música de banda. Los rótulos formaban parte del diseño mexicano a principios del siglo XX.
Negocios como carnicerías y pollerías y marcas como la paletería y nevería La Michoacana o la refresquera Lulú los utilizaron para publicitar sus productos o servicios. Su fin era comercial, no estético.
Los rotulistas eran considerados artistas urbanos por sus creaciones hechas a mano, resultado de la tradición y no de la academia. Hacían poesía callejera sobre el paisaje citadino y periférico.
Esa creatividad, ingenio y originalidad busca retomar Anahuac, seudónimo de la artista urbana que comenzó en redes digitales la iniciativa Morras Chidas Rotulando. En entrevista con Reporte Índigo explica en qué consiste este nuevo proyecto.
“Nuestra intención es crear un espacio, una comunidad entre morras creativas, llamar a las que por medio de lo que hacen quieran dar un mensaje con nosotras a través de ilustraciones, bordados, tejidos y pintura. Lo que les pedimos es crear una frase con la que se sientan identificadas, inspiradas, inconformes, decir lo que piensan y rotularlo de la forma tradicional”, comenta.
Fue el 16 de junio cuando comenzó la convocatoria para registrar una obra de bordado o tejido para una primera exposición virtual. La fecha límite era el día 20 del mismo mes a fin de que hoy las participantes presenten su pieza terminada.
“Hubo mucha respuesta por parte de las compañeras, un montón, estamos muy contentas por eso”, cuenta la organizadora.
Anahuac es originaria del estado de Puebla. Radica en la capital de la entidad, pero proviene de San Martín Texmelucan, a 32 kilómetros del centro.
“Estamos acostumbrados a ver rótulos en la calle y más en la periferia: el del baile, el anuncio de algún político. Eso también es muy común y a mí se me hace bastante interesante porque es casi inevitable no leer su contenido”, menciona.
La idea surgió con amigas del gremio artístico, una de ellas forma parte del colectivo Tragos y Tejidos que hasta antes de la pandemia de COVID-19 se reunía en la cantina Xel-Ha, ubicada en la colonia Condesa de la Ciudad de México. Cada jueves, las ocho integrantes pedían una mesa sólo para mujeres y se dedicaban a tejer ahí.
“A mí particularmente me gusta bordar, pintar, rotular, toda esa onda. Tengo páginas con mi trabajo y lo que yo hago es vender, la mayor parte. Es muy chistoso porque esto era algo local, nosotras somos de Puebla, tengo muchas conocidas del círculo por lo mismo. Entonces estaba dirigido hacia ellas, para que se inscribieran y hacer la exposición”, cuenta.
Sin embargo, Morras Chidas Rotulando cruzó fronteras y llegó hasta España y Francia.
“Subimos la página, la convocatoria y de repente por todos lados nos empezaron a llegar mensajes. Son 245 las que están registradas, nos da muchísimo gusto que se interesen. Teníamos un montón de likes y de compartidos, nos escribieron morras de un montón de lugares, fue bastante agradable”, expresa.
Lo chido de rotular ahora para Morras Chidas
En la década de los 50, República de Perú, en el barrio de La Lagunilla, era conocida por ser la calle de los rótulos en la Ciudad de México. Los locales de esta vialidad se distinguían por llevar los apellidos de la familia que se dedicaba a este oficio, el cual se heredaba de generación en generación.
Después llegaron los letreros con luces neón o las impresiones digitales sobre lona y los rótulos fueron reemplazados del estilo gráfico y la cultura visual. Estos trazos con pincel sólo quedan en las periferias y colonias que parecen resistir el paso del tiempo.
“Es muy chistoso porque mucha gente no tiene idea de esto. Pueden escribir lo que quieran, cuando digo rótulo puedes tomar alguna tipografía o inventar una y es también de qué tanto quieras llevarlo a cabo, cómo darle vida”, explica la artista.
Recuperar este tipo de diseño mexicano es una forma de hacer comunidad con mujeres creativas.
“Queremos poder expresar nuestras inconformidades por medio de rótulos, tejidos y pintura en los cuales podemos decir lo que sentimos y pensamos con la idea de interactuar, escucharnos, leernos. Hay muchas maneras de poder decirlo, pero nos parece que esta es una bonita forma de enviar un mensaje, de no quedarnos calladas y de hablar”, afirma.
Las piezas que hoy presentan las participantes también se utilizarán para intervenir y embellecer espacios públicos una vez que termine el confinamiento por coronavirus.
“Nos vemos un poquito limitadas, ahorita por lo de la pandemia lo estamos haciendo totalmente vía Internet, no nos juntamos, es por medio de las redes. Pero pretendemos que cuando todo pase se busquen espacios en diferentes lugares porque la comunidad se volvió súper grande y queremos que siga creciendo. Con la convocatoria nos escribieron chicas que se dedican profesionalmente a esto y nos ofrecieron actividades para que se vuelva más dinámico”, asegura.
A pesar de la contingencia sanitaria, las mujeres que participan han compartido avances en sus propias redes sociales, cuidando detalles de la técnica, el tamaño y la frase de protesta.
“Se me hace bonito, sí, esa es la palabra para mí, decir cosas y usar esta herramienta del rótulo tradicional que es muy folclórica. No somos 10, ni 20, sino 245 morras haciendo trabajo ahora, ocupando su tiempo y su mente. Es difícil pero nos mantenemos positivas y fuertes a pesar de que lo que está sucediendo”, reconoce.