El dramaturgo, poeta y narrador mexicano Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, conocido como LEGOM, falleció ayer

Muere LEGOM, el dramaturgo mexicano más irreverente

Conocido por su humor negro y ser uno de los dramaturgos más irreverentes, LEGOM falleció ayer en Xalapa, Veracruz

El dramaturgo, poeta y narrador mexicano Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, conocido como LEGOM, falleció ayer, a las 12:50, en Xalapa, Veracruz, en el Hospital de Alta Especialidad, donde era tratado de una infección del sistema digestivo, anunció la Universidad Veracruzana (UV) a través de sus redes sociales.

De acuerdo con el dramaturgo Fernando de Ita, su estado de salud se agravó debido a su débil sistema inmunológico tras un proceso largo de hemodiálisis.

El tapatío nacido en 1968 radicaba desde hace varios años en Xalapa; no obstante, sus obras fueron referente constante para directores y dramaturgos nacionales.

“Lamentamos profundamente la pérdida de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio. Gran dramaturgo, compañero, amigo e integrante de la Organización Teatral de la Universidad Veracruzana. Enviamos nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos. ¡Larga vida a su memoria teatral!”, publicó la UV a través de su página oficial de Facebook.

La actriz Patricia Yáñez lamentó la noticia y compartió que conoció a Monasterio a los 15 años mientras hacían la obra Los restos de las nectarinas, con el grupo de teatro del Colegio de Bachilleres en Querétaro.

“Conocí a LEGOM a través de sus palabras, su humor negro y su ingenio. Luego fue mi maestro de dramaturgia y yo quería escribir como él, pero primero recibí un regaño y luego me mandó a leer a los griegos… Fue gracias a eso que esa adolescente de 15 se inició en el teatro. Gracias, maestro, por tu enseñanza”, expresó.

La comunidad teatral también se despidió, como el actor Enrique Singer, la actriz Karina Gidi y el dramaturgo Enrique Olmos de Ita, quien destacó a LEGOM como uno de los dramaturgos más influyentes de la literatura dramática mexicana desde Carballido.

Además de su sensibilidad y generosidad con su gente cercana, se le describe como una persona que no se acostumbró a las reglas de la sociabilidad.

“Llamaba a las cosas por su nombre y hacía enojar 20 veces al día -o más- a todos los que tenían trato con él. Que teníamos. Ya habrá tiempo para calibrar su obra y de la mano de sus exabruptos, excesos y acaso injusticias en el trato, situarlo en el lugar que le corresponderá en la historia del teatro y de la literatura mexicana contemporánea.

La Secretaría de Cultura y el INBAL, en acuerdo con la familia, definirán la fecha para realizarle un homenaje póstumo

“De momento, creo que ha muerto el más importante en lo que va de siglo. Pero también y, sobre todo, ha muerto mi amigo, mi maestro, mi improbable médico, con quien he reído más, quien me ha regañado y corregido casi como un padre. Hay mucho de orfandad, pero también de alivio porque vivió a contracorriente del dolor y de su propio cuerpo, hasta hoy”, indicó De Ita.

LEGOM, quien solía decir que “le cagaba hablar de sus obras, como lo hacen muchos”, pues creía firmemente que todo lo que tenía que expresar ya lo decían ellas mismas: “que hablen solas”, externaba.

Entre sus obras destacan De bestias, criaturas y perras (2003), Las Chicas del 3.5 (2003), Sensacional de maricones (2005), Odio a los putos mexicanos (2006), Civilización (2007), Demetrius (2010), y De cómo este animal salió de las cavernas, trepó hasta las estrellas y luego se extinguió. Primera parte: El origen de las especies (2012).

El dramaturgo obtuvo varios premios, como el Premio Iberoamericano de Dramaturgia 2001, convocado por la UNESCO y el Gobierno de Yucatán; el Premio Nacional de Dramaturgia “Manuel Herrera Castañeda” 2006 y el Premio Nacional de Dramaturgia “Víctor Hugo Rascón Banda” 2012.

Sobre su formación, el autor expresaba haber participado en varios talleres literarios en Guadalajara, pero nunca en talleres o cursos de dramaturgia. Esto, quizá, fue parte de su esencia literaria con la que forjó un estilo único, del cual, ahora compañeros y amigos lo recuerdan.

“Como no tengo dinero, aprendí a escribir teatro leyendo a los clásicos en Porrúa, y a falta de una educación formal y ante la necesidad de enseñar a otros a escribir he ido desarrollando mis propias herramientas pedagógicas”, expresó en una entrevista.

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