Una mujer mestiza logró curarse de VIH con sangre de cordón umbilical, un tratamiento novedoso. Ella sería la tercera persona en curarse completamente del virus, ya que sólo se tiene registro de dos casos como el suyo; no obstante, a éstos se les hizo un trasplante de médula ósea.
Lo anterior, abre la posibilidad de curar a más personas de diversos orígenes raciales, según reportes del New York Times, ya que la sangre de cordón umbilical debe tener una compatibilidad parcial para funcionar y está más disponible que las células madre adultas utilizadas en los trasplantes de médula ósea.
El tratamiento con sangre de cordón umbilical
La mujer, que ya pasó la mediana edad, fue diagnosticada con VIH en junio de 2013 y fue tratada con medicamentos antirretrovirales que mantuvieron bajos sus niveles del virus; no obstante, en marzo de 2017, le diagnosticaron leucemia.
Fue así que recibió el tratamiento con sangre de cordón umbilical de un donante con la mutación que bloquea la entrada del VIH a las células; sin embargo, debido a que la sangre tarda seis meses en injertarse recibió células madre sanguíneas parcialmente compatibles de un familiar.
Estas sirvieron para reforzar su sistema inmunológico hasta que las células de la sangre del cordón umbilical se volvieron dominantes, “lo que hizo que el trasplante fuera mucho menos peligroso”, dijo el Dr. Marshall Glesby, experto en enfermedades infecciosas.
“La paciente optó por suspender el tratamiento antirretroviral a los 37 meses del trasplante. Más de 14 meses después, ahora no muestra signos de VIH en los análisis de sangre y no parece tener anticuerpos detectables contra el virus”, explicaron los expertos.
Mejor que el trasplante de médula ósea
A pesar de que hay dos casos conocidos en los que pacientes se lograron recuperar del VIH a través del trasplante de médula ósea, este tipo de tratamientos son altamente invasivos y riesgosos, por lo que generalmente se ofrecen solo a personas con cáncer que han agotado todas las demás opciones.
De esta forma, ambos hombres recibieron trasplantes de médula ósea de donantes que portaban una mutación que bloquea la infección por VIH; no obstante, sufrieron efectos secundarios incluida la enfermedad de injerto contra huésped, una condición en la que las células del donante atacan el cuerpo del receptor.
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“El Sr. Brown casi muere después de su trasplante. El tratamiento del Sr. Castillejo fue menos intenso, pero en el año posterior a su trasplante, perdió casi 70 libras, desarrolló pérdida auditiva y sobrevivió a múltiples infecciones”, explica el New York Times.
De forma contraria, la mujer “abandonó el hospital 17 días después de su trasplante y no desarrolló la enfermedad de injerto contra huésped”, dijo el Dr. JingMei Hsu, médico de la paciente en Weill Cornell Medicine.
Hasta el momento, los expertos desconocen por qué las células madre de la sangre del cordón umbilical parecen funcionar tan bien; no obstante, todo parece apuntar a que éstas son más capaces de adaptarse a un nuevo entorno.