“¿Dónde jugarán las niñas?”, era la pregunta que inundaba los anaqueles de tiendas de música en formato de casete y CD en 1997, con una portada provocadora en la que una adolescente con uniforme escolar y falda a cuadros, aparecía con las pantaletas entre las rodillas y en una posición sugerente.
Tras este disco Molotov alcanzaría la fama nacional por ser un grupo contestatario y radical con sus sencillos, que no se frenaba en decir puto, chinga tu madre, cabrón, entre otras palabras altisonantes.
Pero los músicos ya tenían un recorrido amplio por los antros, tugurios y bares del entonces Distrito Federal desde dos años atrás, cuando Miguel Ángel “Micky” Huidobro Preciado e Ismael “Tito” Fuentes de Garay tocaban en el desaparecido grupo La Candelaria, el cual serviría como trampolín para después formar Molotov.
Llegaron Jay de la Cueva e Iván Jared Moreno pero al poco tiempo se apartaron para dar paso al gringo Randy Clifford Ebright y a Juan Francisco “Paco” Ayala, para consolidar la alineación que perdura hasta nuestros días.
Después de abrirle a agrupaciones consagradas como La Lupita, Cuca, Héroes del Silencio e Illya Kuryaki and the Valderramas, firmaron con Universal Music y el resto es historia, chupe, exceso, drogas y rock and roll.
Para conmemorar los 20 años del hito musical que marcó su disco debut, el cuarteto estrena de manera limitada el documental “Molotov: Días de peda y de cruda”, el cual se exhibirá el 3, 4 y 10 de agosto exclusivamente en las salas de Cinépolis, a nivel nacional.
Sólo Molotov
Producido y dirigido por Alejo Sarquisse, el testimonial reúne imágenes desde los inicios de la banda y es un repaso puntual a los años mohosos de los insurrectos del rock.
Con un presupuesto estimado de 50 mil dólares, según Internet Movie Database (IMDB), el documental rescata conciertos de Molotov en distintas partes del mundo y México.
Con influencias que iban desde los rockeros californianos Red Hot Chili Peppers, hasta los raperos neoyorquinos Beastie Boys, el cuarteto adoptó el nu metal como su género, para después macerarlo con rap, funk, rock, una especie de Rage Against the Machine mexicano, pero que gritaba consignas contra el Estado y la sociedad adormilada.
Y la gran piedra angular que le dio forma a la producción de la primera placa discográfica fue el argentino Gustavo Santaolalla, que para ese momento ya había colaborado con Caifanes, Fobia, Maldita Vecindad y más.
De este génesis musical y más aspectos es que se construye “Molotov: días de peda y de cruda”.
Boom de documentales
Molotov apostó por acercarse a sus fans a través de los testimoniales audiovisuales desde ocasiones anteriores, siendo incendiarios con los mismos y de la mano de cineastas reconocidos.
“Gimme the Power” (2012)
Previo a la votación presidencial, el cuarteto en conjunto con Olallo Rubio estrenaron un filme que mostraba la realidad nacional e invitaron a intelectuales y periodistas a hablar del manejo político.
“Desde Rusia con amor” (2012)
El mismo año de la elección el grupo sacó un álbum en vivo por primera vez, que se lanzó en video y muestra sus andanzas en 2010 por el país liderado por Vladimir Putin, intercalando sus canciones.