Música para la felicidad

En este espacio hemos dicho que si quieres mantenerte lúcido en la vejez, más vale que aprendas a tocar un instrumento, pues esto ayuda a contrarrestar el envejecimiento cognitivo y el deterioro de la memoria.

También hemos hablado sobre el efecto directo que tiene la música en el rendimiento físico cuando haces ejercicio.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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Una persona se puede convencer de ser feliz con mayor facilidad si lo hace acompañada de música alegre
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En este espacio hemos dicho que si quieres mantenerte lúcido en la vejez, más vale que aprendas a tocar un instrumento, pues esto ayuda a contrarrestar el envejecimiento cognitivo y el deterioro de la memoria.

También hemos hablado sobre el efecto directo que tiene la música en el rendimiento físico cuando haces ejercicio.

Y publicamos que escuchar música nueva resulta gratificante para el cerebro. Cuando oímos una pieza por primera vez, se activa el núcleo conocido como accumbens, y es que al igual que sucede con la atracción sexual, con nuestro platillo favorito o con cualquier experiencia que nos cause placer, nuestro cerebro libera dopamina cada vez que nos deleitamos con piezas musicales. 

Ahora, dos nuevos estudios publicados en el Journal of Positive Psychology señalan que el estado de ánimo de los participantes mejoró notablemente a corto plazo y su felicidad aumentó durante dos semanas mientras escuchaban música positiva u optimista.

Es decir, una persona se puede convencer de ser feliz con mayor facilidad si lo hace acompañada de música alegre. 

Yuna Ferguson, quien lideró este estudio mientras cursaba un doctorado en ciencia psicológica en la Universidad de Missouri, señaló que este trabajo “proporciona apoyo a la gente que ya escucha música para mejorar su estado de ánimo”.

Y enfatiza que a pesar de que la felicidad personal puede considerarse una tarea que se centra en uno mismo, esta investigación “sugiere que la felicidad se relaciona con una mayor probabilidad de tener  un buen comportamiento social, mejor salud física, mayores ingresos y mayor satisfacción en una relación”.

Todos hemos escuchado canciones que nos ponen de buen humor sin siquiera proponérnoslo, incluso es muy común que las personas armen playlists específicas para un mood en especial.

Se vale querer ser feliz

En el primer estudio, se armaron dos grupos a cuyos miembros se les pidió que mejoraran su estado de ánimo.  Los participantes de  un grupo escucharon música optimista de Aaron Copland, y los otros a Igor Stravinsky. Solo los primeros mostraron un cambio positivo de humor.

Otros participantes escucharon música sin intentar cambiar su humor o estado de ánimo, y no reportaron alteraciones en su nivel de felicidad.

En la segunda investigación, los participantes demostraron mayores niveles de felicidad luego de escuchar música optimista durante dos semanas, mientras intentaban ser más felices. No así los miembros del grupo que solo escucharon música sin tener ningún propósito en mente.

Ferguson y su equipo indican que las personas no deben estar monitoreando su estado de ánimo, ni preguntarse si están felices o no.

Así, en lugar de analizar cuánta felicidad obtienen, las personas “se enfocan en disfrutar su experiencia en el camino a la felicidad” y “no se quedan trabadas, obsesionadas con el destino”, agrega Yuna.

Los resultados del análisis de Yuna y su equipo “sugieren que podemos buscar intencionalmente hacer cambios mentales para tener nuevas experiencias positivas en la vida. El hecho de que estemos conscientes de que estamos haciendo esto no tiene un efecto perjudicial”, dice Kennon Sheldon, coautor del segundo estudio y consejero en el doctorado de Yuna Ferguson.

Canción favorita para la sonrisa preferida

Escuchar música alegre no solo hace a las personas más felices. Una investigación de la Universidad de Groningen, en Holanda, revela que también dibuja una sonrisa en nuestro rostro y nos predispone para percibir caras felices a nuestro alrededor.

La investigación publicada en PLoS ONE también indica que la canciones tristes tienen el efecto inverso.

En el estudio realizado por Jacob Jolij Meurs Maaike, del Departamento de Psicología de la universidad holandesa, los participantes debían identificar rostros felices y tristes, mientras escuchaban música.

Las caras que fueron percibidas más fácilmente fueron aquellas que coincidieron con la música que estaban escuchando.

El cerebro humano compara la información que capta con la que tiene guardada en la memoria. A la vez, este órgano corta el camino, se adelanta y se predispone para percibir de cierta manera la información que recibirá.

Y es que, según los expertos holandeses, el cerebro no solo crea expectativas, sino que la percepción puede ser determinada por el estado de ánimo.

Más música, menos estrés

Escuchar música puede disminuir los niveles de estrés. 

Científicos de la Universidad de Monash de Victoria, en Australia, aseguran que hay una intrínseca relación entre el estado emocional de la persona, el estrés y la música.

Los participantes en esta investigación fueron divididos en dos grupos mientras preparaban un discurso.

Un grupo trabajó en silencio; los miembros del segundo escribieron sus discursos escuchando el famoso “Canon” de Johann Pachelbel.

Los resultados mostraron que los integrantes del grupo sin música registraron aumento de pulso y presión arterial. Los participantes del otro grupo mantuvieron sus signos vitales estables.

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