No hay un deporte más musical que el basketball. El vértigo del juego es música en sí mismo.
Ahora que las finales de la NBA han comenzado (¡Vamos OKC!) es el momento ideal para recordar que la globalización de este deporte fue acompañada por el crecimiento del rap.
El primer gran track de esta relación es “Basketball” del pionero del rap Kurtis Blow. Esta canción de 1984 habla de Magic Johnson, Julius Earving, Moses Malone y Jordan sobre un proto beat que incorpora las seis notas de la fanfarria “Charge”, clásica de las arenas de baloncesto.
El track clave de esta relación es “Whoomp! (There It Is)” de Tag Team. Una canción de 1993 tan pegajosa que la onomatopeya en el título se convirtió en slang para grandes clavadas. La canción fue el segundo sencillo más vendido de ese año, con 4 millones de copias, sólo detrás de “I Will Always Love You” de Whitney Houston.
“This Is How We Do It” de Montell Jordan, merece una mención especial, simplemente por la cantidad de montajes de jugadas de la NBA en las que fue usada. Pero por favor tratemos de olvidar las canciones de rap de Shaquille O’Neal.
La obra cumbre de la relación basketball, música, marketing es el soundtrack de “Space Jam”. En el disco conviven Coolio, Salt-N-Pepa, Barry White, el comediante Chris Rock y los delirios orquestrales de R. Kelly en “I Believe I Can Fly”, a la fecha la mejor canción sobre lo romántico que puede ser una buena clavada. La canción “Space Jam” de Quad City DJ’s es básicamente un remix de “Whoomp!”.
Otro soundtrack ad hoc para estas fechas es el de “He Got Game”, película de Spike Lee de 1998 en la que actúan Denzel Washington y el actual jugador superestrella de los Celtics de Boston, Ray Allen, como el protagonista “Jesus Shuttlesworth”. La canción homónima, grabada por Public Enemy, es un clásico instantáneo gracias a su sample de Crosby, Stills, Nash and Young.
“Niggas in Paris” será el himno para las arenas del futuro en la NBA según ?uestlove, el erudito baterista de The Roots. La canción es pegajosa y contiene una referencia al mítico sexto juego de Michael Jordan.
Para esta final de la NBA, el soundtrack se aleja del R&B y el rap para entrar un poco a la psicodelia, cortesía de los músicos más famosos de Oklahoma: The Flaming Lips. La banda de Wayne Coyne ha regrabado su clásico “Race For The Prize” de “The Soft Bulletin” para agregar letras que vayan acorde al Oklahoma City Thunder de Kevin Durant. Si eso –más derrotar a LeBron James en una final– no es suficiente aliciente para ganar el campeonato, no sé qué más puede serlo.