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Ni comen, ni duermen

Los niños mexicanos no sólo tienen problemas de nutrición, también padecen insomnio, lo que afecta directamente su sano crecimiento y desarrollo

No se alimentan adecuadamente y tampoco logran conciliar el sueño, tal como si se tratara de la ajetreada vida de los adultos, los niños mexicanos tienen problemas para dormir y para comer, afectando directamente su desarrollo, rendimiento físico y emocional.

La mala alimentación daña órganos como los riñones y el hígado, el alto consumo de grasas y azúcares provoca el aumento del riesgo de que los infantes padezcan sobrepeso, obesidad y/o diabetes, enfermedades que amenazan el sano desarrollo y crecimiento de millones de niños en México y el mundo.

El uso de gadgets perjudica el ciclo de sueño de los pequeños

Y, por otro lado, según el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), el insomnio es un problema que padecen cada vez más niños en el país, ya que hasta las estadísticas del año 2016, el 40 por ciento de la población infantil reportó casos de este trastorno del sueño. En el caso de la población adulta, esa cifra es de 35 a 50 por ciento.

A diferencia del caso de los adultos, el insomnio perjudica más el comportamiento y conducta de los pequeños que sus funciones orgánicas.

Entre los múltiples factores que influyen para que los niños sufran por este problema están su alimentación (ingesta excesiva de azúcar y de cafeína), el uso de gadgets (dispositivos móviles) o ver la televisión durante tiempo prolongado, así como pasar horas pegados a los videojuegos.

40%
De la población infantil en México formó parte de los casos de insomnio en 2016

 

Alerta a los síntomas

El insomnio en bebés y niños es un trastorno que se caracteriza por la aparición de síntomas como dificultad para dormirse solo (sea o no en la noche), despertares nocturnos, falta de capacidad para dormirse sin la ayuda de adultos o elementos como juguetes, sueños superficiales y menos horas de sueño.

Crucial para crecer

El buen dormir es fundamental para que niños –y adultos– tengan un correcto funcionamiento de órganos y sistemas del cuerpo, de hecho es clave para la restauración del sistema neurológico (procesos cerebrales)  y del inmunológico (que protege contra enfermedades).

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