Cada quien sus genes

Los malos hábitos son los culpables de que las personas aumenten de peso o tengan mayor predisposición a ello. Sin embargo, la genética también es un factor determinante, que influye directamente en el incremento de los kilos.

A la mayoría le cuesta enormemente someterse a una dieta o un régimen alimenticio, cuando está acostumbrada a la comida chatarra, sobre todo si lleva ritmos de vida acelerados y en los que reina la falta de tiempo.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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De los mexicanos se somete a una dieta para adelgazar

Los malos hábitos son los culpables de que las personas aumenten de peso o tengan mayor predisposición a ello. Sin embargo, la genética también es un factor determinante, que influye directamente en el incremento de los kilos.

A la mayoría le cuesta enormemente someterse a una dieta o un régimen alimenticio, cuando está acostumbrada a la comida chatarra, sobre todo si lleva ritmos de vida acelerados y en los que reina la falta de tiempo.

Un estudio a cargo de la Universidad de Harvard señaló que la genética determina si ingerir frecuentemente comida frita, por ejemplo, provocará que la persona engorde o no. Comer alimentos fritos más de cuatro veces por semana tiene el doble de efecto en el tamaño del cuerpo de personas con alto riesgo de obesidad, comparadas con personas de bajo riesgo.

Es decir que entre más genes tiene la persona que predisponen a la obesidad y el sobrepeso, más aumentará de peso al comer ese tipo de alimentos, razón por la que hay quienes pueden comer pollo frito con frecuencia y engordan menos que otras personas que lo comen “de vez en cuando”.

Como dijo Claude Bouchard, director de Genética y Nutrición de  The Human Genomics Laboratory of Pennington Biomedical Research Center, en Louisiana, “nuestros hábitos de alimentación y la falta de actividad física causan la epidemia de obesidad, pero hay una fuerza mayor que influye en esos factores y es la genética”.

Y es que, en países como México, es más cómodo y aparentemente más fácil llevar una vida llena de excesos y sedentarismo, ya que solamente el 10.4 por ciento de la población se somete a una dieta para adelgazar, según una encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), a pesar de que los medios y los estándares de belleza sociales bombardean con los “cuerpos ideales”.

Tras realizar un estudio Jessica Suisman, de la Universidad de Michigan, señaló que “a la hora de estudiar la obsesión por la delgadez de la sociedad hay que tener en cuenta tanto los factores ambientales como los genéticos”. Aunque también hay una influencia de agentes externos como la alimentación, el entorno y los tan mencionados mensajes directos, indirectos, subliminales, etc provenientes de los medios de comunicación, la moda y la publicidad.

‘Apaga’ los genes

Aunque están “programados” con la predisposición y riesgo de obesidad, los genes también pueden “manipularse” de cierta manera. Un estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition reveló que quienes cuentan con el gen FTO (relacionado con el alto riesgo de desarrollar obesidad), podrían disminuir su apetito y la ansiedad por antojos cuando llevan una dieta baja en calorías y con el 25 por ciento de proteína.

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