500 editoriales estarán presentes en el encuentro literario que finaliza el 29 de febrero
Esta es la feria literaria más longeva de México
Ayer entre andamios, carpinteros, electricistas, expositores, cajas y un paraíso de letras vírgenes sin ser hojeadas, se dan los últimos preparativos a contrarreloj para inaugurar la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería de este año.
Hoy, la sede con más de 200 años de historia se convierte en un edén literario, en el que se esperan ávidos lectores dispuestos a arrasar con las propuestas que inundan al emblemático inmueble del Centro Histórico de la Ciudad de México.
En el 2015 alrededor de 149 mil personas se dieron cita con Borges, Cervantes, Wilde, Foucault, Conrad y otros cientos de autores en los jardines interiores del Palacio de Minería, que desde hace 37 años despierta con la feria que despunta anualmente.
Los pasillos del recinto acogen a escritores, público e invitados sin distinción, por lo que en el andar del sendero se pueden dar las pláticas espontáneas, siendo de un día ordinario, una amena tarde con un talento literario.
A menos de 24 horas de la inauguración de la magna fiesta de letras, editores y distribuidores, tanto independientes como emergentes platicaron con Reporte Indigo acerca de su experiencia en la feria y resaltaron que este espacio de tradición es un nicho para cazar obras únicas, donde no solamente los libros más vendidos son los protagonistas.
El laberinto de las letras
Entre la oferta literaria también se encuentran otras amenidades. Como expresó Rubén García, encargado de prensa de la FIL, “a la gente le gusta perderse, este es como un gran laberinto (…) vas a encontrando libros y distintas ofertas, y eso es lo divertido, que te vas perdiendo”.
Hay mil 515 actividades en los 5 mil metros cuadrados del Palacio, mismas que están abiertas a todo público, de manera gratuita.
A pesar de que el inmueble está abierto a los asistentes en general, el estudiantado y magisterio de la UNAM recibe una cordial invitación, ya que la magna casa de estudios a través de la Facultad de Ingeniería ha llevado el esfuerzo a cuestas para realizar el evento.
“No es una feria nada más de puro best seller”, indicó Benjamín Osornio de Ediciones Maquiavelo, quien también apuntó que las librerías convencionales no tienen todo el catálogo de obras publicadas “porque les faltaría espacio”.
Pat Sánchez, de Tabaquería Libros, se unió diciendo que “para que voy a ir a una feria, si solo voy a encontrar lo que hay en el Sanborns de la esquina de casa”.
Los libros del septentrión
La FIL del Palacio de Minería se distingue por invitar año con año a un estado distinto de la República Mexicana, este 2016 Chihuahua es quien visita al Centro Histórico de la Ciudad de México para traer las publicaciones de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Lourdes Ortiz Quintana acotó que alrededor de mil títulos llegaron procedentes del estado del norte de México, quienes tienen por lema “Los libros del septentrión”.
Algunos de los autores chihuahuenses que harán presencia en la feria son Enrique Servín, Miguel Ángel Chávez Díaz de León, Magali Velazco, Edeberto “Pilo” Galindo, ganador del Premio de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón 2015, entre otros.
Siguiendo las letras oscuras
Dentro del marco de actividades de la FIL destaca la apertura del primer ciclo de literatura de horror, organizado por Vicente Quirarte, doctor en Letras Mexicanas por la UNAM en 1998.
También se impartirá la segunda jornada de literatura de novela negra coordinada por Imanol Caneyada, autor de la novela “Hotel de arraigo”, ganadora del Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares.
En busca del libro perdido
El bosque de las letras instalado en el Palacio de Minería tiene en su caudal a editoriales representantes de España, Alemania, Reino Unido, América del Sur, entre otros países.
En la celebración literaria también se encuentran universidades y fondos de cultura provenientes de distintos estados de México, así como editoriales emergentes, independientes o del mundo underground que ayudan a mantener la disponibilidad de títulos difíciles de conseguir.
Así lo comentó Aldo Alba, de Editorial Resistencia, quien considera que el público va a la FIL a buscar libros extraños o raros, que en contadas ocasiones se tienen en los anaqueles de las librerías comerciales.
Benjamín Osornio, quien lleva 10 años como expositor, ha visto la amplia aceptación de la gente para asistir a esta feria, que a pesar de tener un módico costo de entrada, “si asisten porque sí encuentran lo que buscan”.
