Pederastia, una amenaza real en Cafeína de Maite Azuela

Basándose en testimonios de menores de edad que sufrieron abusos sexuales, Maite Azuela desarrolló Cafeína, su primera novela en la que narra cómo una red de corrupción política permite la difusión de pornografía infantil. La escritora admite que aunque prefirió hacer una ficción, siente el peligro al tratar estos temas
Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Después de años de trabajar en la función pública y de estar cerca de víctimas de violencia, Maite Azuela fue hilvanando la ficción con la realidad para hacer su primera novela basada en un tema que resulta escalofriante a cualquiera.

Teniendo a la mano las declaratorias de menores de edad que sufrieron abusos sexuales, la autora escribió Cafeína, libro en donde expone la realidad, pero con fragmentos provenientes de su invención, ya que, opina, el denunciar este tipo de delitos resulta peligroso en el país.

“Hay ciertas revelaciones y para eso recurro a estos testimonios reales que, básicamente, son las historias que los niños le contaban a sus abogados defensores, quienes acompañan a sus padres en las denuncias y en los procesos psicológicos. Creo que es la parte, quizá, más dolorosa y devastadora de la novela, porque ahí no hay nada de ficción”, comparte Maite Azuela, en entrevista con Reporte Índigo.

Al tener información delicada en su poder, en parte proveniente por ex funcionarios gubernamentales, Azuela la usó para su novela. Su intención siempre estuvo orientada a hacer un escenario ficticio, ya que reconoce que carecía de tener la documentación y evidencia necesaria para formalizarla en una investigación fidedigna.

“Cuando me topé con esta información me di cuenta que tenía la razón para tejer estas historias de manera conjunta. La novela está planteada desde hipótesis, con ciertos flashazos de información que nos pueden dar pistas como lector e incluso a mí como escritora”, agrega Azuela.

Aunque la también analista política agrega una nota aclaratoria al inicio de su libro en la que explica que no existe ningún señalamiento directo contra particulares con respecto al acoso sexual infantil, revela que se adentró a estos temas con cautela, debido al riesgo que implica.

“Da temor, creo que como cualquier caso en el que uno tiene información de primera mano, que implica no sólo un delito grave contra una persona, sino que se suma una red, que aparentemente está no solo muy bien articulada, sino que está blindada desde la autoridad y aquí hubo coincidencias en donde quizá sentí que el riesgo era mayor”, expresa la escritora.

La novela de Maite Azuela, Cafeína, ya se encuentra en librerías a la venta bajo el sello Emecé.

Reflexionar para cambiar

El mensaje para Azuela es claro, que quienes lean Cafeína cuestionen su realidad y entiendan que la pederastia es más común en México de lo que parece, ya que es un problema que se ha mantenido oculto, en silencio, sin llegar a un remedio concreto en lo legal.

“El tema de niñas y niños que creo que igual que el tema de violencia de género tiene que ser visibilizado y considero que empieza ahí. ¿Qué sucede con estos pequeños que fueron sometidos a abuso sexual por personas a los que ellos admiraban y que tenían un apego emocional? Porque son quienes los cuidan en sus escuelas y que finalmente las escenas y los rituales a los que son sometidos, son expuestos en pornografía infantil en esta red oscura”, dice Azuela.

La escritora trabajó más de 10 años en el ámbito electoral y de transparencia, y no es fortuito que una de las protagonistas también se desempeñe en los mismos puestos públicos; incluso, el personaje se da cuenta que su compañera de trabajo fue asesinada para silenciar sus hallazgos, con este espejo de la realidad es que Azuela incita a que haya un cambio con su novela.

“Es impresionante cómo estas redes pueden llegar a ser blindadas, pese a que altas autoridades han tenido en sus manos evidencias de que hay líderes de estas redes que están tomando decisiones dentro del poder político. Creo que este es un pedacito que puede aportar y que independientemente de lo que vaya a suceder, ojalá se genere un cisma, sobre todo, para cambios estructurales y culturales. Creo que todos podemos poner un poco de nuestra parte”, indica.

Faltan letras femeninas para Maite Azuela

La lucha por visibilizar el feminismo, por erradicar la misoginia e impulsar la educación en pro de la equidad de género continúa después de lo sucedido en la marcha del 8 de marzo y el paro nacional del siguiente día, por poner un ejemplo, Azuela señala que todavía en los anaqueles de las librerías se necesitan más libros escritos por mujeres

“Todavía hace mucha falta, creo que si tú vas a un estante de novedades te encuentras con que hay una cuota de género, hay uno o dos libros de mujeres por 12 o 15 libros de hombres, como sucede en los foros o en las mesas de discusión que hay en medios de comunicación, en ciertas conferencias y demás”, argumenta la también activista.

Azuela reconoce que desde el mundo literario, las casas editoriales buscan sumar cada vez a más plumas femeninas, pero también apunta a que en el terreno cultural y en otros ámbitos laborales se requiere de más lugares ocupados por el género que ella representa.

“Quizá lo que valga la pena es empezar a equilibrar el espacio que se les da a estos trabajos, que son generados por hombres, sobre todo, para que estas oportunidades permitan que se conozcan las voces de las mujeres y se les dé un tratamiento igualitario, en términos de la aportación que pueden hacer a la cultura, literatura, comunicación y a la política”, subraya.

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