Pensar en ellos
Nacer o tener una discapacidad es el destino de mil millones de personas en todo el mundo, de los cuales 100 millones son niños. No sólo eso, los infantes con discapacidad son entre tres y cuatro veces más proclives a ser víctimas de algún tipo de violencia, de acuerdo a la Organización de las Naciones […]
María Alesandra PámanesNacer o tener una discapacidad es el destino de mil millones de personas en todo el mundo, de los cuales 100 millones son niños.
No sólo eso, los infantes con discapacidad son entre tres y cuatro veces más proclives a ser víctimas de algún tipo de violencia, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Los datos recabados hasta 2014, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), indican que alrededor de 7 millones de personas en México tienen dificultad para realizar actividades básicas.
Esto quiere decir que la prevalencia a la discapacidad en el país es del 6 por ciento, según el INEGI.
La dificultad para caminar y para ver son de las discapacidades más frecuentes en los casos registrados en la República Mexicana.
Los principales detonantes de discapacidad en los mexicanos son las enfermedades, con un 41.3 por ciento y la edad avanzada, con un 33.1 por ciento.
El 23.1 por ciento de los mexicanos con alguna discapacidad tiene 15 años en promedio y no cuenta con algún nivel de escolaridad.
En el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, este organismo señala que la discapacidad “es una condición que afecta el nivel de vida de un individuo o de un grupo. El término se usa para definir una deficiencia física o mental, como la discapacidad sensorial, cognitiva o intelectual, la enfermedad mental o varios tipos de enfermedades crónicas”.
Las personas con discapacidad no la tienen fácil, ya que suelen tener menos oportunidades a nivel social y económico, peor acceso a la educación y tasas de pobreza más altas, de acuerdo a la ONU.
Gran parte de estas problemáticas que enfrentan se debe a factores como la falta de servicios que les faciliten la existencia (adecuación de medios de transporte o que aumenten su calidad de vida, por ejemplo), aunado a que sufren discriminación social y les afecta la deficiencia legislativa para su protección.
Los obstáculos que enfrentan las personas que tienen algún retraso mental o alteración de conducta incluyen la vulnerabilidad al abuso y violación de sus derechos humanos. De hecho, también tienen dificultad para la adaptación social, lo que más impacta para su exclusión y discriminación.
Protección y respeto
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad tiene como objetivo “promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente”.
La ONU determina que la ignorancia es en gran parte responsable de la estigmatización y la discriminación que padecen las personas discapacitadas.
Mientras que la Agenda 2030 de este organismo –y que compete a 160 países– se compromete a “no dejar a nadie atrás”, por lo que los habitantes del mundo con discapacidades “como beneficiarios y como agentes de cambio, pueden acelerar el avance hacia un desarrollo inclusivo y sostenible, así como promover unas sociedades resilientes para todos, incluidos los ámbitos de la reducción del riesgo de desastres y la acción humanitaria, además del desarrollo urbano”.
Los niños cuya discapacidad se acompaña de enfermedad mental son los más vulnerables, pues sufren violencia sexual con una frecuencia 4.6 veces mayor que sus homólogos sin discapacidad.
Desarrollo e inclusión
La mejor manera de poner en práctica el activismo a favor de los derechos de los niños y adultos con discapacidad es la inclusión social y laboral, así como la igualdad de oportunidades.
Para eliminar las barreras que forjan la ignorancia, la discriminación y la desinformación sobre las discapacidades, la vía es divulgar las cualidades que unen a los seres humanos como sociedad, así como los atributos que tiene cada individuo, independientemente de que no pueda caminar o hablar convencionalmente.
Y México es uno de los países que más invierte en la inclusión y adaptación social de las personas con discapacidad y un ejemplo de ello es que en 2011 se promulgó la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad.