La perovskita es un material que en pocos años podría ser utilizado en la generación de electricidad, gracias a sus prometedoras propiedades. Científicos ya hacen pruebas con el propósito de crear células fotovoltaicas más eficientes y baratas, sin las desventajas que implica la utilización de silicio, material empleado en este tipo de dispositivos.
Desde hace cinco años surgió el interés por la perovstika, mineral descubierto en Los Urales por Gustav Rose, quien lo bautizó así en honor al experto en minerales Lev Perovski (1792-1856).
El procedimiento para conseguir una lámina de perovstika, resulta de mezclar, sobre una placa de vidrio, dos sales que normalmente son yoduro de plomo y yoduro de metilamonio. Esa solución se calienta durante una hora y resulta la lámina. A esa fórmula se le llama ABX3.
“No es más que la ordenación que toman algunos materiales en la naturaleza, y el primero que se descubrió con esa estructura se llamó así (perovstika). Pero son todos los materiales que tienen la fórmula química ABX3. Y las perovstikas que han atraído la atención de la comunidad científica son aquellas que son híbridas, con iones orgánicos e inorgánicos, que es lo que las hace especiales”, explicó a El Mundo, Gabriel Lozano, científico titular del CSIC.
En este centro de estudios científicos se está buscando la manera de aprovechar de mejor forma este material, mediante un diseño óptico que permita que se absorba más luz en el menor volumen posible, con el fin de eficientar la luz solar.
En el CSIC aseguran que este material es mucho más fácil de fabricar y es más barato que el silicio, debido a que en el proceso no se emplean materiales caros. Además de que la perovstika es menos susceptible a los defectos, como el silicio que, de no tener una estructura perfecta, se convierte en semiconductor; es decir, que nop se requeriría una calidad excelente.
A pesar de que la eficiencia de la perovstika apenas se encuentra en poco más del 20 por ciento, la primera celda alcanzó apenas el 3, aunque su futuro es prometedor, pues otras tecnologías han necesitado de más tiempo, de acuerdo con los expertos del CSIC.
Otro reto es que el material se degrada en muy poco tiempo, aproximadamente unos 4 meses, lo que implica un reto más a sus investigadores.
Con información de El Mundo