Los personajes que representan a las artes tienen más probabilidades de ser señalados por la opinión pública que un ciudadano promedio, debido a la magnitud de reconocimiento que tienen a nivel mundial; su ética profesional puede mancharse con tan sólo un error. En el caso de la moda, los reflectores siguen atentos a la casa de diseño Carolina Herrera (CH). Después de que se hizo pública su última colección, Resort 2020.
El nombre de la diseñadora de origen venezolano ha sido protagonista no sólo en el arte del vestir, sino en redes sociales, donde su trabajo ha sido puesto a prueba
Resort 2020, según Herrera, está inspirada en la cultura mexicana, por lo que los atuendos hacen referencia a prendas como el sarape de Saltillo o a los bordados de Tenango de Doria, en Hidalgo.
“Venezolana multimillonaria nacida en cuna de oro, plagia diseños, y los indígenas sin más ni más. ¿Y su creatividad? ¿Su ética? ¿Su humildad? Muchas preguntas”, escribió una usuaria de Twitter.
“Eso es si se quiere plagiar a la prenda, pero si hablamos de inspiración, entonces usamos todos los elementos característicos, que son las rayas de colores y de ahí la llevamos a una técnica diferente de estampado, para luego aplicarla en cualquier tela”, dice la académica.
Gómez comenta que todo estudiante de diseño de modas debe saber, sí o sí, que si trabajó o colaboró con una comunidad indígena, sea mexicana o extranjera, al momento de sacar su línea de ropa tiene que mencionar, puntualmente, quiénes y de dónde son, para así evitarse escenas como las que está viviendo la marca Carolina Herrera.
Respecto a lo que realizó la casa de En ese sentido, Cynthia Gómez, profesora de moda en la Universidad Iberoamericana, asegura que hay una diferencia entre plagio e inspiración, ya que para poder plagiar alguna técnica indígena tendrían que haber sido utilizados los mismos textiles, colores y la misma técnica de tejido, Gómez recalca que fue una inspiración de la cultura mexicana, pues dice que aunque sí utilizó la imagen de una prenda nacional, su técnica fue distinta a la original. “Sin embargo, no está reconociendo las tres comunidades de las que toma estos elementos.
Por otra parte, la académica sostiene que en la actualidad no hay una legislación que defienda a las comunidades mexicanas cuando terceras personas retoman o se inspiran en sus técnicas o en sus diseños, pero que los legisladores están trabajando en dar este valor a lo que es originario de México.
Más que una simple inspiración
El diseñador mexicano Galo Bertín asegura que como personas creativas siempre están buscando una referencia o un punto de partida para comenzar una línea, ya sea de diseño, de propuesta o de innovación, y México, un país lleno de color, cultura, historia, texturas, sabores y olores, se vuelve un referente indiscutible para ello.
“Lo que creo que ocurre aquí, y ese es mi tema, es que una cosa es buscar esa inspiración y tomar una referencia y otra cosa es cuando realmente lo haces textualmente, cuando utilizas el mismo bordado y los mismo gráficos, creo que ahí sí encuentro un problema, porque habiendo tantas opciones y tanta creatividad, porque seguramente Carolina Herrera no sólo tiene un diseñador, sino todo un equipo, se fueron a algo sumamente textual, ahí es cuando a mí me causa un gran conflicto”, explica Bertín.
Para él, el que Carolina Herrera haya enfatizado que se trataba de un homenaje para México, es la forma más fácil de lavarse las manos, cuando lo que están haciendo realmente es tomar los elementos de las comunidades originarias.
La gran diferencia entre proponer y realmente copiar un diseño, según el creativo mexicano, es que en la primera, cuando se busca una inspiración, se retoman los elementos que más te gustan, que sean atractivos y que visualmente emocionen para reinterpretarlos desde una forma y estilo propio, y no sólo tomar los elementos.
“Por ejemplo, el vestido hermoso de los tenangos realmente es el textil tal cual, pero qué hubiera pasado si en lugar de hacer el bordado haces una reinterpretación mucho más estética, minimalista y más cargada o utilizas colores más afines a la identidad corporativa o a la marca que en este caso es Carolina Herrera”, opina Galo Bertín.
Al igual que intelectuales, políticos y gestores culturales, el también empresario considera que lo importante es darle el crédito correspondiente a los artesanos mexicanos, porque al final de cuentas es una forma de reconocimiento y de informarle al mundo que más allá de un producto o un homenaje, existen comunidades que viven de su arte.
“Creo que eso se me hace lo más humano. Sería muy noble y muy justo decir ‘si los artesanos ya no van a ganar un peso por estos textiles que ya se plagiaron, mínimo darles el reconocimiento y pagar el derecho de autor’”, asegura.
Algo que observa y que le preocupa al diseñador, es como la sociedad mexicana está tan al pendiente de lo que ocurre fuera de sus fronteras, pero olvida lo que sucede dentro.
Para él es un acto de malinchismo, porque siempre se está copiando a culturas externas, por lo que está seguro que si un mexicano hubiera hecho algo similar a lo de Herrera, no hubiera tenido el impacto que está teniendo.
Plan de acción
Galo Bertín ante situaciones así, recomienda hacer lo siguiente:
- Dar a conocer una postura clara sobre el tema. “Plantearíamos una propuesta en pro de ambas partes, cuidando los intereses del negocio, pero tratando de evitar una ofensa cultural”.
- Aplicar una estrategia mucho más aterrizada. “Decir que de esas prendas, un porcentaje de las ventas se irá para apoyar a los artesanos”.
MAP defiende a Carolina Herrera
A través de un comunicado, la Asociación de Amigos del Museo de Arte Popular (AAMAP) estableció que estaba en contra del llamado que la Secretaría de Cultura federal le hizo a la casa de moda por los diseños en los que basó su colección Resort 2020, ya que estaban seguros de que el acto de la diseñadora fue inspiración y no plagio o robo.
“Estamos seguros que su inspiración le dará la relevancia que el diseño tradicional mexicano merece mundialmente, a través del prestigio de su marca”, detallaron.
Además, agregaron que, en 2015, Carolina Herrera colaboró con la AAMAP para la creación de un bolso que fue bordado por artesanas de Tenango de Doria, Hidalgo, a quienes se remuneró “justamente su hermoso trabajo y se les dio el crédito correspondiente”.