“Pensamos que la construcción de este mapa puede ser una herramienta que nos permita seguir llamándonos entre nosotras y mostrando al mundo que aquí seguimos, porque siempre estuvimos”, escriben las fotógrafas Sonia Madrigal y Diana Cano en su manifiesto Fotógrafas en el mapa, plataforma que desde hace dos años se ha dedicado a nombrar, visibilizar y exponer el trabajo de las mujeres fotógrafas mexicanas.
Ellas creen que al mapear hacen una reapropiación de las mujeres y sus territorios para indagar sobre estos y las historias que se viven dentro de los mismos.
“El mapa pinta para abonar a la genealogía de nuestra historia como mujeres y que se documente, porque, de alguna manera, muestra este momento que nos toca vivir”, escriben en la página Web fotógrafasenelmapa.org.
A partir de este trabajo, la también socióloga Diana Cano se ha dedicado a la enseñanza con perspectiva de género feminista. Hace unas semanas concluyó el taller “La importancia de mapearnos”, realizado como parte del programa De sirenas, medusas y brujas, en Gimnasio de Arte, con el cual reafirmó la importancia de impartir una enseñanza de las artes visuales, y en general, desde un enfoque con perspectiva de género.
“Se trata de quitar la mirada hacia el centro y voltear a ver otras vertientes, de temas y trabajos fotográficos. El taller nació bajo esa idea, pues es lo que está pasando en general, visibilizar y nombrar el trabajo que están haciendo las artistas”, explica Cano a Reporte Índigo.
Una de sus principales inquietudes, específicamente en torno al gremio fotográfico, es la formación masculina y machista predominante que existe en este y otros espacios artísticos, en donde el trabajo de las mujeres no tiene la misma resonancia o visibilidad que el de los varones.
Asimismo, en cómo a lo largo de la historia, el nombre de muchas mujeres y su quehacer han sido borrados.
“Los grandes referentes dentro del arte y ciencias, que nos ayudaron a sentar las bases, eran masculinos, casi siempre el trabajo de las mujeres se lo apropiaban los varones o pasaban de largo y se olvidaban. La idea es pensar en esos lineamientos de qué sucede con esta información”, indica.
Fotógrafas contra el olvido
Cano retoma lo planteado por la investigadora Raquel Ramírez Salgado, en torno a recuperar las genealogías, bajo esta idea, cree en el mapeo como una herramienta para construir redes entre mujeres, en las cuales se pueda referenciar a otras y no se queden en el olvido.
Asimismo, un ejercicio que realiza Diana, junto con la fotógrafa Sonia Madrigal, se trata de recuperar las referencias inmediatas que se tienen desde la niñez, desde un conocimiento en el ámbito familiar, hasta las primeras maestras de alguna institución.
“Es interesante, porque había veces que, si nos ponemos a hacer memoria, estaba referenciado a puros varones, que no es malo, sólo es consecuencia de un sistema que se ha estructurado desde esa forma”, detalla.
A través de esta reflexión, y de la creación de talleres y proyectos personales, la fotógrafa resalta la importancia de nuevas pedagogías de género, que no repliquen esquemas machistas ni verticales, así como en acompañar a más mujeres en sus procesos artísticos, todo desde lo colectivo.
Para ella es indispensable cuestionar el conocimiento con el que se ha crecido, e identificar qué cosas ya no están funcionando. En sus sesiones, por ejemplo, tratan de dialogar sobre el mandato de género, los temas sociales que han impactado desde el arte y cómo repercute a nivel histórico.
“Hay un montón de chamba que no ha sido visible, porque queda enterrado entre toda la información, pero es saber que hay más. Se trata de ir también documentando, reescribiendo y haciendo nuestra propia genealogía e historia”.
Diana Cano recuerda que cuando inició su carrera fotográfica la forma de enseñanza era vertical, la cual, con el paso del tiempo, cuestionó y modificó desde que quehacer.
“Como siempre existen excepciones en el campo, pero de repente hay un rezago y prácticas desde la misma estructura que sabemos están mal. Mi idea es, desde mi práctica como fotógrafa, pensar en estas nuevas formas posibles para enseñar las artes visuales con perspectiva de género feminista, que es una opción muy válida, porque lo que se intenta es buscar el conocimiento en colectivo”, manifiesta.
Y, aunque confiesa que sí ha tenido que sortear varias vicisitudes, porque muchos de los espacios no facilitan este tipo de metodología, incluso lo rechazan, poco a poco ha encontrado ha logrado sumar más para brindar esta enseñanza, la cual cree es necesaria en la actualidad.
La fotógrafa percibe que la educación tradicional tiende a ser neoliberal, es decir, que está dirigida a crear un ambiente competitivo, para ser “la o el mejor”; sin embargo, desde su experiencia en la enseñanza con perspectiva de género, ayuda a comprender otro tipo de procesos, pues permite situar y comprender desde una razón social eventos históricos, sociales o políticos y bajo qué condiciones sucedieron.
“De repente seguimos reproduciendo ciertas formas, porque eran las que conocíamos, pero es ver esta otra posibilidad, la cual nos puede mostrar, a lo mejor, un conocimiento similar, pero con diferente proceso, como el colectivo, el cual creo es más rico que el tradicional”.
“A mí me ha abierto bastante panorama, y en el caso de la educación llevar a cabo una estructura horizontal y entender procesos con mis alumnas”, puntualiza.
Otros trabajos
Además de los cursos que brinda Diana Cano, a nivel mundial y nacional también existe el trabajo de otras mapeadoras.
“Hay un montón de trabajo, como GeoBrujas. Comunidad de Geógrafas, Geochicas. Colectivo de mapeadoras feministas, hay mucho trabajo por parte de las mujeres, pero que ha quedado sesgado. Por eso la importancia de investigarlo y compartirlo”, indica.