Pop progresivo

La primera vez que el mundo supo de Perth fue en 1962, cuando el astronauta John Glenn voló sobre la capital de Australia Occidental con la nave Friendship–7, el primer intento exitoso de la NASA de colocar a un astronauta en órbita. Las casas y calles se iluminaron en la noche al paso de la nave y desde entonces se le bautizó como “La Ciudad de la Luz”.  

Además de este episodio espacial, Perth también es conocido por ser el lugar que vio nacer a los hermanos Andrew, Jon y Tim Farriss, la base musical del grupo INXS. 

Juan Antonio Zertuche Juan Antonio Zertuche Publicado el
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La primera vez que el mundo supo de Perth fue en 1962, cuando el astronauta John Glenn voló sobre la capital de Australia Occidental con la nave Friendship–7, el primer intento exitoso de la NASA de colocar a un astronauta en órbita. Las casas y calles se iluminaron en la noche al paso de la nave y desde entonces se le bautizó como “La Ciudad de la Luz”.  

Además de este episodio espacial, Perth también es conocido por ser el lugar que vio nacer a los hermanos Andrew, Jon y Tim Farriss, la base musical del grupo INXS. 

De no ser porque The Economist la consideró en agosto como la novena ciudad más habitable del mundo, no recibimos muchas noticias desde ese lado del planeta… eso hasta que Tame Impala lanzó “Lonerism”, el segundo álbum de la banda psicodélica. 

La estética visual de sus integrantes podría confundirlos de época: con esa pinta, Kevin Parker –guitarra y voz– parece un extra de la serie “That 70s Show”. 

Y si a eso se le agrega que la banda australiana parece encapsular con su sonido la psicodelia de finales de los 60 y principios de los 70, el cuadro está completo. Desde que lanzaron su debut “Innerspeaker” en 2010, la portada del disco gritaba rock progresivo. Y en buena medida así sonaban, pero una versión actualizada (con canciones como “Solitude Is Bliss”), ad hoc con otros sonidos retro–modernos como los de MGMT. 

Para este segundo álbum, Tame Impala explora lo que podríamos llamar como pop progresivo: “es como si Britney Spears cantara con The Flaming Lips”, dice muy en serio Parker en una entrevista. 

Tiene un poco de razón, aunque su voz nos hace recordar sin querer a John Lennon en los momentos más psicodélicos de The Beatles. Como si hubiera tomado prestada la garganta que grabó “A Day In The Life”, Parker podría pasar sin problemas como hermano de Sean Lennon con canciones como “Feels Like We Only Go Backwards”, un juego de voces y de indecisión que bien podría ser una de las mejores baladas del año, muy al estilo de la banda de Wayne Coyne (fan de The Beatles, también). 

El álbum se sale de su zona pop psicodélica cuando llega al noveno track; con “Elephant”, Tame Impala explora algo así como el glam rock de T. Rex con la base rítmica de “Sheep” de Pink Floyd. 

Con “Lonerism”, Perth tiene otro motivo de orgullo con Tame Impala, una de sus bandas locales con mayor proyección internacional.

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