Premian al hombre de las letras

Fernando del Paso se ha descrito a sí mismo como un ‘hombre de letras’, consciente de que sus mayores armas, la palabra y el español, han sido impuestas con sangre y fuego en el continente americano.

“Con estas veintiocho letras se fundan y se destruyen imperios y famas, con ellas se escriben cartas de amor perfumas en pachulí y se redactan, con sangre ajena, condenas de muerte. (…) Con las letras se da vida a las causas y a los hombres, con ellas se les da muerte”, citó Fernando del Paso en 1996, al ingresar al Colegio Nacional, de su novela “Noticias del imperio”.

Jonathan Ávila Jonathan Ávila Publicado el
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Fernando del Paso se ha descrito a sí mismo como un ‘hombre de letras’, consciente de que sus mayores armas, la palabra y el español, han sido impuestas con sangre y fuego en el continente americano.

“Con estas veintiocho letras se fundan y se destruyen imperios y famas, con ellas se escriben cartas de amor perfumas en pachulí y se redactan, con sangre ajena, condenas de muerte. (…) Con las letras se da vida a las causas y a los hombres, con ellas se les da muerte”, citó Fernando del Paso en 1996, al ingresar al Colegio Nacional, de su novela “Noticias del imperio”.

La ironía lo llevó a trabajar con esa sangre, aunque en su juventud abandonó sus estudios de medicina por no soportar la sangre y las vísceras. 

Del Paso afirma que el español ahora también es de los mexicanos y con esa profunda reflexión es que este sábado recibirá de manos de Felipe VI el Premio Miguel de Cervantes, considerado el Nobel de las letras en español.

“Agradezco esta increíble oportunidad de tener el mayor premio de las letras españolas, que son las mías. Sí, el idioma español nos fue impuesto a sangre y fuego, pero eso fue hace muchos años y el español ya nos pertenece. Pero tengo un enorme respeto por los idiomas aborígenes. Hoy, en el siglo XXI, nuestro idioma es el español”

Como uno de los clásicos de la literatura mexicana del siglo XX, Del Paso ha agregado a su lista premios como el Xavier Villaurutia de 1966, con su primera novela José Trigo, y el Rómulo Gallegos de 1982, de su segunda novela “Palinuro de México”.

Su escritura ha servido como influencia para diversos escritores como los cubanos Leonardo Padura y Fernando Velázquez Medina, que en “La novela de mi vida” y “Última rumba en La Habana”, respectivamente, han dejado impreso el estilo del autor mexicano.

Desde 1992 es director de la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz, de la ciudad de Guadalajara, en la que se alberga uno de los acervos literarios más importantes de la región.

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