Harvey J. Alter, Michael Houghton y Charles M. Rice hicieron descubrimientos fundamentales que llevaron a la identificación de un virus nuevo, el de la hepatitis C, una pandemia que todavía mata a más de 400 mil personas cada año. Por su trabajo, la Asamblea Nobel en el Instituto Karolinska decidió otorgar el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2020 a estos tres científicos. Antes de su trabajo, el descubrimiento de los virus de la hepatitis A y B había sido clave, pero la mayoría de los casos de hepatitis transmitida por la sangre seguían sin tener explicación.
Harvey J. Alter, de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, estudió la aparición de hepatitis en pacientes que habían recibido transfusiones de sangre. Con sus colegas demostró que todo era culpa de un agente infeccioso desconocido que tenía las características de un virus.
Alter calificó el anuncio de este galardón como el mejor “despertador” que ha tenido, ya que fue la llamada del Nobelprize.org, el sitio web del Premio Nobel en Estocolmo, que lo despertó.
“El teléfono sonó, ¿y quién diablos está llamando? Y no respondí. Y luego, unos 5 minutos después, sonó de nuevo y, aun así, todavía no respondía, y la tercera vez me levanté enojado para contestar. Fue Estocolmo. Fue una experiencia extraña, extraña”, cuenta el científico.
Por su parte, Michael Houghton, quien trabajaba para la empresa farmacéutica Chiron, emprendió el arduo trabajo necesario para aislar la secuencia genética del virus. Junto a sus colaboradores creó una colección de fragmentos de ADN a partir de ácidos nucleicos que se encontraban en la sangre de un chimpancé infectado.
Finalmente, Charles M. Rice proporcionó la evidencia final que mostró que el virus de la hepatitis C por sí solo podía causar hepatitis.
Para Rice, investigaciones como esta demuestran lo que se puede hacer si las personas realmente se movilizan y trabajan juntas. Además enfatizó en que no participa en estas actividades para ganar premios.
Rice ahora se está enfocando en el COVID-19, porque dice que “está cambiando la forma en que se hace ciencia. La actividad en todo el mundo sobre este virus es impresionante”.
De acuerdo con el Instituto Karolinska, el descubrimiento del virus de la hepatitis C es un logro histórico en la batalla en curso contra las enfermedades virales.
“El mensaje que creo que es importante es que no siempre sabes a dónde vas. Hoy en día, la investigación está tan dirigida, y por eso se tiene que encontrar un medicamento rápidamente, pero en los NIH me permitieron simplemente seguir mi camino. Y, entonces, valió la pena”, dice alter.
Los pendientes
Gracias al trabajo de los laureados, ahora la humanidad cuenta con análisis de sangre altamente sensibles para el virus y medicamentos antivirales dirigidos contra la hepatitis C, por lo que la enfermedad se puede curar, lo que aumenta las esperanzas de erradicar el virus de la población mundial.
Para lograr este objetivo, se requerirán esfuerzos internacionales para facilitar los análisis de sangre y hacer que los medicamentos antivirales estén disponibles para toda la gente.
Se estima que en el mundo hay 71 millones de personas con infección crónica por el virus de la hepatitis C y una gran parte de ellos sufrirán cirrosis o cáncer de hígado.
Según los últimos datos de la OMS, en 2016, murieron más de 399 mil personas debido a este virus. Mientras que en México, del uno al tres por ciento de la población padece esta afección, de acurdo con César Rivera Benítez, académico de posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM.
En este contexto, México contará con un esquema terapéutico más eficaz para curar la hepatitis C, el cual se brindará sin costo a toda la población que sea portadora del virus.
Este tratamiento, según la Secretaría de Salud, es hasta 98 por ciento efectivo y consiste en una tableta al día por un periodo de 12 semanas, sin efectos secundarios. Estos antivirales de acción directa permiten atender los seis genotipos del virus de hepatitis, sin importar el periodo de infección.
En la actualidad no existe ninguna vacuna contra la hepatitis C; sin embargo, las investigaciones en ese ámbito continúan.
En la historia del Nobel
El Premio Nobel en Fisiología o Medicina fue creado por Alfred Nobel a través de su testamento en 1895. Empezó a otorgarse en 1901, el prusiano Emil von Behring fue el primero en recibirlo por su hallazgo de un suero contra la difteria y el tétanos.
En total, se ha fallado en 110 ocasiones con 222 laureados, pero en nueve veces no se ha entregado: de 1915 a 1918, así como en 1921 y 1925 que se consideró desierto; mientras que de 1940 a 1942 no se entregó debido a la Segunda Guerra Mundial.