Premian la inmunoterapia contra el cáncer

El estadounidense James P. Allison y el japonés Tasuku Honjo son los ganadores del Premio Nobel de Medicina de este año por sus estudios que se caracterizan por la inhibición de la regulación negativa del sistema inmune
José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
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El cáncer comprende muchas enfermedades diferentes, todas caracterizadas por la proliferación descontrolada de células anormales con capacidad de propagación a órganos y tejidos sanos.

Existen varios enfoques terapéuticos disponibles para el tratamiento de esta enfermedad, que van desde cirugía, radiación, hasta otras estrategias, algunas de las cuales han recibido premios Nobel. Estos incluyen métodos para el tratamiento hormonal del cáncer de próstata (Huggins, 1966), quimioterapia (Elion y Hitchins, 1988) y trasplante de médula ósea para la leucemia (Thomas, 1990). Sin embargo, el cáncer avanzado sigue siendo difícil de tratar, y se necesitan nuevas estrategias.

Por ello, el estadounidense James P. Allison y el japonés Tasuku Honjo son los ganadores este año del Nobel de Medicina por sus estudios de terapias contra el cáncer, así lo informó el Instituto Karolinska, de Estocolmo.

Los científicos recibirán el galardón por las terapias caracterizadas por la inhibición de la regulación negativa del sistema inmune, según explican.

Para los dos científicos galardonados, sus investigaciones son “sólo el comienzo de toda la historia”

James P. Allison aseguró en entrevista con Nobel Media que esto era el “sueño de su vida” y que siempre se consideró “un científico básico, ¡pero no más, supongo!”.

Por su parte, Tasuku Honjo se mostró feliz de que sea la primera vez que se premie este tratamiento, porque muchas personas trataron arduamente de curar el cáncer, “pero afortunadamente nosotros, Jim Allison y yo, estudiamos esta terapia inhibidora del punto de control. Quiero decir, descubrimos el principio, y esto está realmente funcionando. Así que para mí es más que feliz ver a muchos pacientes que me dicen: ‘Me salvaste la vida’. Esto es lo que más disfruto y, diría, estoy muy contento de escuchar que lo que he hecho es significativo”.

También explicó que se necesita el poder de muchas personas para impulsar esta terapia a un nivel realmente satisfactorio. “Esto es sólo el comienzo de toda la historia”.

Así comenzó todo

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, surgió la idea de que la activación del sistema inmunológico podría ser una estrategia para atacar a las células tumorales. Se hicieron intentos para infectar a los pacientes con bacterias y así activar la defensa. Estos esfuerzos sólo tuvieron efectos modestos, pero una variante de esa estrategia se usa hoy en el tratamiento del cáncer de vejiga.

Muchos científicos se involucraron en una investigación básica intensa y descubrieron mecanismos fundamentales que regulan la inmunidad y también mostraron cómo el sistema inmunológico puede reconocer las células cancerosas. A pesar del notable progreso, los intentos de desarrollar nuevas estrategias generalizables contra el cáncer resultaron difíciles.

La propiedad fundamental del sistema inmunológico es la capacidad de discriminar el “yo” del “no-yo” para que las bacterias invasoras, virus y otros peligros puedan ser atacados y eliminados.

Las células T, un tipo de glóbulo blanco, son actores clave en esta defensa. Científicos demostraron, de acuerdo con el Instituto Karolinska, que ellas tienen receptores que se unen a estructuras reconocidas como no propias y tales interacciones provocan que el sistema inmune se comprometa con la defensa. Pero también se requieren proteínas adicionales que actúan como aceleradores de dichas células para desencadenar una respuesta inmune.

Muchos investigadores contribuyeron a esta importante investigación básica e identificaron otras proteínas que funcionan como frenos en las células T, lo que inhibe la activación inmunológica. Este equilibrio intrincado entre aceleradores y frenos es esencial para un control estricto

Durante la década de 1990, en su laboratorio de la Universidad de California, Berkeley, James P. Allison estudió la proteína de células T CTLA-4. Fue uno de los varios científicos que habían observado que CTLA-4 funciona como un freno para las células T.

Otros equipos de investigación explotaron el mecanismo como objetivo en el tratamiento de enfermedades autoinmunes. Allison; sin embargo, tuvo una idea completamente diferente. Ya había desarrollado un anticuerpo que podía unirse a CTLA4 y bloquear su función, y se propuso investigar si el bloqueo CTLA-4 podría desactivar el freno de células T y desatar el sistema inmunológico para atacar a las células cancerosas.

Allison y sus compañeros de trabajo realizaron un primer experimento a fines de 1994, y en su entusiasmo se repitió de inmediato durante las vacaciones de Navidad. Los resultados fueron espectaculares. Los ratones con cáncer se curaron con el tratamiento de los anticuerpos que inhiben el freno y desbloquean la actividad de las células T antitumorales. A pesar del poco interés de la industria farmacéutica, Allison continuó sus esfuerzos para desarrollar la estrategia en una terapia para humanos.

Pronto surgieron resultados prometedores de varios grupos, y en 2010 un importante estudio clínico mostró efectos sorprendentes en pacientes.

El descubrimiento de PD-1 y su importancia

En 1992, unos años antes del descubrimiento de Allison, Tasuku Honjo descubrió PD-1, otra proteína expresada en la superficie de las células T. Determinado a desentrañar su papel, exploró meticulosamente su función en una serie de experimentos realizados durante muchos años en su laboratorio de la Universidad de Kyoto.

Los resultados mostraron que PD-1, similar a CTLA-4, funciona como un freno de células T, pero opera por un mecanismo diferente. En experimentos con animales, el bloqueo PD-1 también demostró ser una estrategia prometedora en la lucha contra el cáncer.

Esto allanó el camino para utilizar PD-1 como un objetivo en el tratamiento de pacientes.

El desarrollo clínico se produjo, y en 2012 un estudio clave demostró una clara eficacia en el tratamiento de pacientes con diferentes tipos de cáncer. Los resultados fueron dramáticos, según contó Tasuku Honjo.

Terapia de control inmune contra el cáncer

Después de los estudios iniciales que muestran los efectos del bloqueo de CTLA-4 y PD-1, el desarrollo clínico ha sido espectacular. Ahora se sabe que el tratamiento, a menudo denominado “terapia de punto de control inmunitario”, ha cambiado fundamentalmente el resultado.

Al igual que otras terapias contra el cáncer, se observan efectos secundarios adversos, que pueden ser graves e incluso potencialmente mortales. Son causados por una respuesta inmune hiperactiva que conduce a reacciones autoinmunes, pero generalmente son manejables.

De las dos estrategias de tratamiento, la terapia de punto de control contra PD-1 ha demostrado ser más efectiva y se están observando resultados positivos en varios tipos de cáncer.

Por lo tanto, Allison y Honjo han inspirado esfuerzos para combinar estrategias para liberar los frenos del sistema inmunológico con el objetivo de eliminar las células tumorales.

El escándalo del Nobel

Este año no se entregará el de Literatura, aplazado hasta el año que viene por el escándalo de la Academia Sueca, la institución que lo otorga.

La decisión se tomó después de que en noviembre un periódico publicara la denuncia de 18 mujeres por abusos contra una persona luego identificada como JeanClaude Arnault, artista francés vinculado a la academia a través de su club literario y esposo de una de sus miembros, Katarina Frostenson.

Los premios serán entregados el 10 de diciembre, coincidiendo con el aniversario de la muerte de su fundador, Alfred Nobel, en una doble ceremonia en el Konserthus de Estocolmo y en el Ayuntamiento de Oslo.

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