Británicos se llevan el Nobel
El secretario de la Real Academia Sueca de Ciencias que otorga el galardón, Goran K. Hansson, anunció ayer que el Premio Nobel de Física 2016 era para los británicos David J. Thoules, F. Duncan M. Haldane y J. Michael Kosterlitz.
Fabiola Zurita
El secretario de la Real Academia Sueca de Ciencias que otorga el galardón, Goran K. Hansson, anunció ayer que el Premio Nobel de Física 2016 era para los británicos David J. Thoules, F. Duncan M. Haldane y J. Michael Kosterlitz.
“Los investigadores han abierto la puerta a un mundo desconocido, donde la materia puede asumir estados extraños. Han utilizado métodos matemáticos para estudiar fases poco habituales, o estados de la materia, como los superconductores, los superfluidos o finas capas magnéticas. Gracias a su trabajo pionero, ahora la búsqueda se centra en nuevas y exóticas fases de la materia. Mucha gente está esperanzada con las futuras aplicaciones de materiales para la ciencia y electrónica”, expresó.
Es física cuántica
Jordi Sort, profesor de investigación ICREA en la Universidad Autónoma de Barcelona, habló sobre los estudios previos de las fases topológicas de la materia.
“Se trata de un fenómeno cuántico que fue predicho teóricamente por los galardonados por el Nobel a principios del año 1970 y que se ha ido demostrando con experimentos diversos en los años posteriores”.
La materia no es siempre igual. Todos experimentamos sus distintas fases, desde sólidos, líquidos, gaseosos… Pero existen otros estados de la materia en un mundo muy pequeño: el mundo cuántico.
Y de esos no somos conscientes. Es ahí donde estos tres físicos británicos han realizado sus estudios y descubrimientos.
Las fases topológicas de la materia son estados de la misma, que ocurren en ciertas agrupaciones de átomos, por ejemplo, en un delgado film de espesor de apenas unos átomos o subnanométrico y muy bajas temperaturas.
De máxima importancia
Se presume que esta investigación es como una “segunda revolución cuántica”, por lo que tiene una enorme repercusión en la física, así como un gran potencial en las futuras aplicaciones en tecnología. Uno de ellos podría ser el motor cuántico que impulsaría la carrera por la conquista del Universo, otro es en el desarrollo de los ordenadores cuánticos, que podrían almacenar infinidad de datos y procesarlos de manera simultánea y mucho más rápido que los actuales.
Otros campos que se beneficiarán con estos descubrimientos son nanoelectrónica, espintrónica, superconductividad y en general cualquier tipo de dispositivo a base de la nanotecnología.
Entonces, viéndolo desde este punto de vista, ¿ha sido bien entregado el Premio Nobel de Física 2016? La respuesta, sin lugar a dudas, es sí, porque gracias al estudio de las “exóticas” fases topológicas y las fases transitorias de la materia podremos continuar la evolución tecnológica que llevará a los seres humanos, en un futuro ahora menos lejano, al espacio y su conquista, así como al desarrollo de los superordenadores y demás campos que se beneficien con los nuevos hallazgos.
¿Porqué exótica?
El profesor Thors Hans Hansson, miembro del Comité, ha explicado que la calificación de “exótica”, había que tomarla “en el sentido de que expresa nuestro asombro ante algo poco habitual y un tanto difícil de entender”.
Acerca de las aplicaciones futuras de estos trabajos, Hansson explicó que abren las puertas a las propiedades de conductividad de nuevos materiales, no solo de electricidad, sino también de “información” y, en el futuro, puede jugar un papel importante en las nuevas generaciones de ordenadores.