Ellos nacieron primero

Se suele decir que con los primogénitos los padres estudian “a ser padres”, que esos hijos son perfeccionistas y exitosos… pero también que viven en constante búsqueda de aprobación de los padres y de quienes los rodean.

A su vez, con los primeros hijos los padres implementan reglas más estrictas que con los del medio y/o los pequeños. Y suelen cargar la mano de los mayores, ya que éstos se vuelven un apoyo en la familia y con la crianza de los hermanos menores, aunque también podrían adoptar un papel de autoridad que no les corresponde.

Son líderes por excelencia, ya que psicólogos de la Universidad de Georgia determinaron que el primogénito –al asumir su papel de hijo mayor– desempeña una posición de liderazgo y suele esforzarse por ser aún más exitoso. Mientras que una investigación publicada en Child Development indicó que los primeros hijos son mejores para adaptarse, “tienden a ser responsables, competitivos y convencionales, mientras que los nacidos después tienden a distinguirse de los demás y a crearse un hueco específico mostrándose bromistas, cooperadores y, especialmente, rebeldes”.

No solo eso, investigadores de la Universidad de Edimburgo señalaron que los primogénitos tienen un coeficiente intelectual más alto. Esto, tras analizar los datos de la National Longitudinal Survey of Youth, la cual se realiza con niños desde su nacimiento hasta los 14 años, a nivel nacional.

Esta encuesta observó a 5 mil niños cada dos años, en los que se analizó sus habilidades, inteligencia y desempeño.

¿Los favoritos?

En un estudio realizado por  Katherine Conger, profesora de Desarrollo Humano y Estudios Familiares de la Universidad de California, el 65 por ciento de los padres declaró que sí tenía un hijo favorito. Mientras que el 70 por ciento de las madres confesó que era el primero.