Seguro en más de una ocasión has observado que en la línea de tiempo de Facebook, Instagram o Twitter, aparecen constantemente fotografías de algunos de tus ‘amigos’ en esas redes sociales en las que comparten gran parte de su vida.
Están los que comparten prácticamente todo: la foto desde que se levantan, pasando por el plato del desayuno, el viaje en el metro y algún detalle de su trabajo, entre otros momentos. También hay los que comparten momentos ‘especiales’ como estar en algún lugar con su pareja, presumir el reloj de marca que se acaban de comprar o el ejercicio que hacen a diario.
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Pero, ¿te has preguntado si las imágenes de tus ‘amigos’ -o en las que tú mismo compartes- demuestran la realidad ? Es decir, te has preguntado si la foto de los novios que comparten un viaje en la que se ven muy contentos, tal vez estén en medio de una crisis. O la de tu excompañero de la primaria que publica fotos demostrando vivir solo, pero no explica si en realidad tuvo un problema con sus familiares, y por esa razón tuvo que emprender esa nueva decisión.
Aprobación. Tal y como ocurre en el episodio titulado “Caída en Picada” (Nosedive) de la serie británica Black Mirror, las nuevas tecnologías han dado pie a una forma diferente de comunicarnos, en las que con un ‘like’, una calificación o un ‘me enoja’, aprobamos o desaprobamos lo que comparte una persona, al grado de beneficiar o afectar su autoestima.
Por esa razón, es común observar entre nuestra lista de amistades, personas que alcanzan cifras de reacciones que llegan a las tres cifras o más: por compartir fotografías o videos curiosos, hacer comentarios ‘interesantes’, lo que los hace ser populares en las redes.
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Algunas de esas personas, sin embargo, no son lo que suelen ser fuera de las redes sociales; no obstante, en esos medios buscan la aprobación de los demás y nutren sus líneas del tiempo con contenido llamativo para pertenecer a un cierto grupo de influencia, con la mayor naturalidad posible en sus publicaciones.
Tal y como ocurre en el episodio de Black Mirror, la protagonista busca de manera desesperada ser bien calificada en las redes sociales, debido a que en ese mundo futurista -pero que bien se puede aplicar en la actualidad- las personas son valoradas por la cantidad de puntos virtuales que reúnen, producto de la interacción con los demás.
Envidia. En ocasiones, los usuarios de las redes sociales buscan generar esta actitud entre sus seguidores. Mostrar los éxitos laborales, vacaciones o crear la percepción de se está viviendo una vida perfecta, por supuesto que genera envidia.
Esta puede ser un instrumento para provocar un aumento en la autoestima propia, pues el estudio “Envidia en Facebook: ¿Una amenaza oculta a la satisfacción de la vida de los usuarios?” (En inglés ‘Envy on Facebook: A Hidden Threat to Users Life Satisfaction?’), demostró que una de cada tres personas se siente insatisfecha con su vida, luego de echar un vistazo a sus redes sociales.
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Esta envidia, de acuerdo con el estudio, puede derivar hasta en la cancelación de cuentas, o al menos reducir el tiempo que se pasa en la red, para aquellos que sienten esa insatisfacción.
En espera de la reacción de algún ‘stalker’. Con la llegada de las redes sociales, seguramente pudiste encontrar a personas imaginaste nunca volver a ver o a saber de ellas. Desde el novio o novia que tuviste en la prepa, la persona que te gusta, incluso puede ser alguien que no es de tu agrado en algún círculo social.
Por ello, se vuelven las redes un instrumento para intercambiar mensajes indirectos con otras personas. Quizá el propósito sea impresionar o provocar alguna de las reacciones que ya se mencionaron como envidia o aprobación.