La interacción de los seres humanos en las diversas plataformas tecnológicas y las redes sociales se incrementó considerablemente en la última década. En el mundo viven apróximadamente más de 7 mil millones de personas e Internet tiene poco más de 4 mil millones de usuarios, de éstos 3 mil millones son usuarios activos de redes sociales.
Facebook Messenger y Whatsapp gestionan 60 mil millones de mensajes cada día, tus conversaciones privadas y las de miles de millones de usuarios están en poder de la compañía de Mark Zuckerberg, y sí es un hecho que tenemos la necesidad de estar conectados pero cabe preguntarse ¿es necesario compartir todo en las redes sociales?
En días pasados la Fiscalía estadounidense interpuso una denuncia contra Facebook porque vulneró la privacidad de su más de 2 mil 200 millones de usuarios al intercambiar y compartir sus datos com gigantes de la tecnología comercial como Netflix, Spotify, Amazon y otras compañías a las cuales tus datos y comportamiento son un parámetro para entender cómo dirigirse a ti como consumidor.
Permitió al motor de búsqueda de Microsoft, Bing, ver nombres de amigos de Facebook sin consentimiento; a Netflix y a Spotify, acceso a los mensajes privados; Amazon podía obtener nombres de usuarios e informaciones de contacto a través de tus amigos; y Yahoo podía ver las publicaciones de tus amigos.
Lo anterior se suma al escándalo Cambrige Analítica, cuando en marzo pasado se reveló que la consultora británica utilizó una aplicación para recopilar millones de datos de usuarios de Facebook, que se utilizaron para influir en la campaña electoral del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en 2016.
Cada red social tiene personalidad propia y un interés particular en tu interacción, pero si compartes claves de tus cuentas bancarias, de tus movimientos o haces check-in en lugares delicados, compartes fotos de tu casa y tu auto, te arriesgas innecesariamente y estás manejando tus redes sociales de una manera incorrecta.
En Facebook hay 60 millones de páginas activas de negocios con 5 millones de anunciantes activos y representa el 53.1 por ciento de logins o inicios de sesión en redes sociales realizados por los consumidores para acceder a apps y webs de publicistas y marcas.
Hay ciertos malos hábitos que debemos evitar en las redes sociales como no saber para qué sirve cada una, hecho que propicia hacer mal uso de la misma; pensar que la libertad de expresión es decir lo que sea, aunque implique atacar a los otros, excusándose en la crítica; compartir, dar like o retuitear de forma indiscriminada, sin siquiera leer lo que estamos compartiendo o asegurándonos de su veracidad, por ejemplo: las constantes falsas cadenas en WhatsApp; y confundir el debate con la falta de respeto al dar una postura, pero sin argumentos y solo utilizando descalificaciones.
En suma pensemos detenidamente qué publicamos, cómo lo hacemos y para qué lo hacemos público, es decir que todo mundo lo pueda ver. Y siempre estar al día y pendiente de las actualizaciones de la configuración de privacidad de la red social de nuestra elección.