¿Qué es la responsabilidad emocional y cómo afecta las relaciones?

La responsabilidad afectiva significa tener presente que todo acto tiene sus consecuencias y uno debe hacerse cargo de ellas

Estamos acostumbrados a responsabilizar a los otros de nuestras emociones, es decir, culpamos a otros de cómo nos hacen sentir o no asumimos la responsabilidad de cómo se sienten los demás.

Enfocamos el problema en el otro, sin voltear a ver nuestros errores, es en este momento surge el término ‘responsabilidad afectiva’.

La responsabilidad afectiva viene a decirnos que cuidemos al otro y en este sentido evitar el dolor innecesario para amabas partes.

Se trata de hacerse cargo, enfrentar las situaciones y ser claros en los vínculos.

Pero, ¿qué es la responsabilidad afectiva?

En términos generales es hacerse cargo de las emociones propias y de otros, ser empáticos pero sin sentir culpa.

“La responsabilidad afectiva significa tener presente que todo acto tiene sus consecuencias y uno debe hacerse cargo de ellas. La responsabilidad afectiva, en este sentido, implica que si uno está en relación con otra u otras personas, todo acto que realice va a tener una consecuencia en esa o en esas personas. Tiene que ver con la empatía”, explica Vivián Dufau, sexóloga y terapeuta sexual.

Mientras que la especialista lexandra Kohan, quien es psicoanalista, resalta que ser responsable es distinto a ser culpable.

“Ser responsable es muy distinto a ser culpable. Que alguien sea responsable no lo hace el culpable o el causante. La responsabilidad nos permite asumirnos como sujetos activos y no meros objetos del arbitrio y del poder que nosotros mismos le damos al otro”, explica Alexandra Kohan.

Lee: Falla México en salud mental, violencia y atención

Cabe señalar que es importante que cada persona conozca y acepte sus características y limitaciones en el plano emocional, para ser responsable sin culpa.

Para Nadia Marisol Serrano Rizo, tallerista y conferencista de la Clínica del Adolescente, las nuevas tecnologías promueven las relaciones donde prevalece la falta de responsabilidad .

La también educadora y consejera dijo que “las nuevas tecnologías envuelven a los usuarios de las redes sociales en relaciones donde prevalece la falta de responsabilidad afectiva y de ética, con una alta dosis de toxicidad y carencia de reglas”.

La responsabilidad afectiva es la conciencia de las emociones y la ética del buen trato”
Nadia Marisol Serrano Rizo

La responsabilidad implica compromiso y, a veces, cuidar al otro, señala Serrano Rizo.

Origen

EL feminismo retoma el concepto de responsabilidad afectiva; sin embargo, el origen se da en el marco de las reflexiones sobre el poliamor. El término se ubica en los movimientos poliamorosos de la década del 80 en Estados Unidos.

Si bien la práctica del poliamor es mucho más antigua, en los años ochenta, se comienza a reflexionar acerca de la no monogamia vinculada a la psicología. En este marco, la psicóloga Deborah Anapol junto con autoras como Dossie Easton y Janet Hardy desarrollaron la idea de la “no monogamia ética”.

Esta comunidad comienza a preguntarse acerca del respeto y cuidado de las emociones de los otros en un vínculo. Así, nacen los primeros esbozos de lo que luego se comenzará a llamar “responsabilidad afectiva”.

Esta búsqueda por respetar los sentimientos propios y de los demás comienzan a promover prácticas que implican cuidar cada una las relaciones que se establecen con los otros de una manera responsable y consciente.

Abandonar la idea del amor romántico implica dejar de idealizar al otro como el ser que solucionará todos mis problemas, cargando su figura de expectativas irreales. Un vínculo amoroso debe abandonar la lógica de estar en deuda con el otro o esperar que se comporte de una determinada manera que me convenga.

De acuerdo con la los especialistas en salud mental del centro Cales, el concepto de responsabilidad afectiva se aplica en todas las relaciones.

¿Cómo se aplica en las relaciones?

Esta nueva forma de interpretar las relaciones de forma más solidaria puede generar un cambio más amplio en la sociedad, pues rompe con los modelos de relaciones hegemónicos que tienen como base una lógica de posesividad, exclusividad, fidelidad y heteronormatividad.

La responsabilidad afectiva se extiende a todas las relaciones humanas, en los vínculos heterosexuales se entiende, también (y especialmente) como un intento por romper con un molde en el que las mujeres y los varones están siempre en una posición desigual por cómo fueron construidos, social y colectivamente.

Puede entenderse como una filosofía que implican una dinámica ética, no-posesiva y honesta. La base de estos vínculos son ser consciente de las emociones del otro, comunicarse y respetarse.

Te recomendamos: Atiéndete, podcast para la salud mental

Un ejemplo de no tener responsabilidad emocional o que no has sido responsable de tus acciones es el ghosting.

Este práctica puede definirse como la finalización unilateral de una relación afectiva sin avisar ni dar explicaciones. La persona que corta el vínculo, lo hace evitando afrontar la instancia de ruptura, simplemente bloquea todo contacto con la pareja.

Ghosting que proviene del inglés y se puede traducir como “hacerse el fantasma”, el término se ha popularizado en los últimos años.

Este tipo de práctica deja en evidencia la falta de comunicación y de cuidado por el otro y sus sentimientos. Se rompe un vínculo simplemente desapareciendo —como un fantasma—, sin dar explicaciones ni demostrar interés ni preocupación por la otra u otras personas.

Es importante es desnaturalizar estás prácticas cuestionarlas y construir, a través del respeto y el cuidado por el otro, vínculos más sanos en adelante.

Cuidado, respeto, empatía, son conceptos que están directamente asociados a la responsabilidad emocional.

Un vínculo sano se construye desde el amar y aceptar al otro como es. Construyendo la relación desde el diálogo de las emociones, eligiendo, día a día, al otro. El amor para toda la vida no se puede garantizar, pero sí asumir la responsabilidad y el compromiso de respetar y cuidar las emociones propias y del otro.

Te puede interesar