¿Qué tan mexicano es el Día de Muertos? Investigadora revela que sus orígenes son más europeos

De acuerdo con la doctora Elsa Malvido, pese a la creencia de que el Día de Muertos posee orígenes prehispánicos, en realidad se remonta al catolicismo
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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La historiadora Elsa Malvido, de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), aclaró que el Día de Muertos posee profundos orígenes católicos y no prehispánicos. 

Aunque la creencia popular es que el Día de Muertos es producto del sincretismo entre la tradición católica y las costumbres prehispánicas, la doctora Malvido se dio a la tarea de aclararlo. 

Aunque costumbres ligadas a esta tradición mexicana como trazar un camino de flores de cempasúchil, colocar tamales, pulque, camote, adornar con papel picado, con calaveras y flores, remiten a la cultura prehispánica, en realidad no son una invención de la cultura local. 

Así como tampoco lo son las ofrendas que se colocan para convidar a los fallecidos, pues estas provienen de la Europa medieval y son costumbres católicas y profundamente jesuitas. 

Malvido indica que al iniciar sus trabajos sobre demografía histórica en los archivos parroquiales del periodo colonial en el Proyecto Cholula del IINAH, muy pronto se vio estudiando epidemiología y enfermedades infecto-contagiosas que le llevaron a la siguiente conclusión: hasta 1950 el desarrollo de las poblaciones estaba directamente relacionado con la muerte, las pandemias, las epidemias y las endemias. 

La historiadora explica que las fiestas de Todos los Santos y de Fieles Difuntos, son rituales que se inventaron en la Francia del siglo X por el Abad de Cluny. 

Cluny rescató la celebración en honor de los macabeos, familia de patriotas judíos reconocidos como mártires en el santoral católico, el día dos de noviembre y dispuso el día anterior para celebrar a los santos y mártires anónimos. 

El día de Todos Los Santos, se hacía en el templo un inmenso altar en el que se exhibían las reliquias de personajes santos que cada iglesia poseía como huesos, cráneos u otros restos, la tierra donde fueron enterrados o una parte de la ropa que portaban.

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Las reliquias y el relicario eran considerados intermediarios del hombre ante Dios, por ello, en México, mientras los indígenas eran enterrados en el atrio, la parte más barata, los acaudalados eran inhumados cerca del altar mayor, para asegurar una intercesión divina para la salvación de su alma.

En las antiguas celebraciones de Todos Santos, los católicos recorrían la mayor cantidad posible de altares, iglesia por iglesia, para ganar indulgencias. Iban anotando cuantas reliquias visitaban para, al final, calcular los años de perdón obtenidos.

Antes de llegar al punto álgido del recorrido, la Catedral Metropolitana , los feligreses compraban un pan o un dulce de azúcar con forma de reliquia, mismos que el cura bendecía y que finalmente colocaban en casa en una mesa junto con el santo familiar y frutas variadas.

Según explica Malvido, este es el origen del altar de muertos, mismo que se acostumbra en Argentina, en Chile, en Perú. E incluso en Sicilia, Italia, donde además de colocarse el altar de muertos, se tiene la creencia que los parientes visitan el hogar y traen juguetes para los niños. 

“Seguir pensando que es una tradición de origen prehispánico significa que no entendimos nada, puesto que es profundamente romano”, afirma categórica y este fenómeno puede hallarse en todo el mundo europeo, en estas fechas las dulcerías venden calaveras y panes con forma de hueso de Todos Santos.

Permanecer velando a los muertos del día 1 al día 2 de noviembre tampoco se trata de una costumbre prehispánica, menciona Malvido. 

La doctora explica que los fieles solían pernoctar el día que Cristo es crucificado y velar su cuerpo, y lo mismo hacían con sus familiares fallecidos, el día que los enterraban así como al cumplirse un año del fallecimiento y también los días de fieles difuntos. 

Cuando los panteones fueron cancelados en las iglesias y se convirtieron en espacios civiles, debido a las leyes de Reforma, esa tradición y la verbena, se trasladó a estos sitios.

La investigadora considera que quienes inventaron la leyenda de que esta celebración era prehispánica, fueron los intelectuales de los años 30. 

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