Cada año cuando se acerca el Día Internacional del Orgullo LGBTTIQ+ marcas y empresas de distintos rubros se visten con los colores de la diversidad, cambian sus logos, montan lonas en sus locales y aparadores y patrocinan camiones en la Marcha del Orgullo; sin embargo, las campañas de marketing están lejos de ser un método de inclusión real que contribuya al avance de los derechos de la diversidad sexual.
El acto de agregar colores y/o imágenes de arcoíris a la publicidad, indumentaria, accesorios, puntos de referencia, etcétera, para simular un apoyo progresivo a la igualdad LGBTTTIQ+ , que pueda generar credibilidad de una marca o empresa ante el consumidor, pero sin esfuerzos o resultados pragmáticos, es conocido como Rainbow Washing.
La traducción literal de este término sería “lavado de arcoíris” y se denomina así porque a través de la explotación de la imagen y los colores asociados a la lucha LGBTTTIQ+ se busca “limpiar” o asociar la imagen de una marca al movimiento.
Esta práctica también responde a los reportes sobre el papel de la actividad económica de la comunidad, donde de acuerdo con la Federación Mexicana de Empresarios LGBTTTIQ+, la comunidad aporta cerca 80 mil millones de dólares al Producto Interno Bruto de México. En contraste el 30 por ciento de las personas LGBTTTIQ+ han vivido algún tipo de discriminación en el lugar donde trabajan, de acuerdo con información recopilada por Amazon México.
