La amistad reflejada entre Phoebe, Monica, Rachel y los otros chicos de la serie “Firends” ¿hubiera sido la misma de haberse ambientado en 2016 en lugar de 1994? Al parecer, no.
El Internet trajo consigo la comunicación a toda hora y nos dio la oportunidad de relacionarnos con personas de cualquier parte del mundo donde existiese una conexión a la web. Y en la actualidad hay muchas personas que consideran que los “amigos virtuales” o “contactos” son tan importantes como los de la vida real.
Entonces ¿cómo se define la amistad en la era de las redes sociales?
Un extenso estudio, publicado por el medio científico PLOS, asegura que en más de la mitad de las parejas de “amigos” analizados, uno de ellos piensa que el otro es su amigo y podría estar interesado en él, cuando en realidad no lo está.
Frente a esta postura, ¿será preciso actualizar el concepto de amistad?
Tener ‘contactos’ no es igual a ser amigos
La Real Academia Española (RAE) define la palabra amistad como un “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”.
Sin embargo, a diario interactuamos con muchas personas a las que llamamos “amigos” a través de las redes sociales, en una relación que consiste en saber de su vida por lo que publica en sus perfiles sociales, compartir sus comentarios y darle un “me gusta” a las fotos y videos que difunde.
Incluso hay quienes llaman “amigos” a las personas que son “contactos” virtuales y que jamás han visto cara a cara.
Según explicó Liliana Nieri, profesora de Psicología de la Fundación UADE a La Nación, el significado y el valor que se le atribuye a la amistad sigue siendo el de siempre. “Un amigo se define como un par con el cual uno se identifica, comparten las mismas características y valores. Además, se espera que esté presente ante las necesidades o problemas, como así también que destinen tiempo a la construcción de la misma”.
Frente a esta definición, hay muchos usuarios que consideran que los “amigos virtuales” son tan importantes como los de la vida real. En este sentido, Nieri explica que “el significado que uno le otorga a la amistad tiene que ver con la autopercepción, esto significa que si una persona cree que la otra está cuando lo necesita, es escuchado y acompañado -más allá del medio en que se desarrolle ésta será verdadera.
Sobre este punto, el estudio reveló que menos de la mitad de las parejas de amigos sondeados sentían ese sentimiento de manera mutua, es decir, que alguien que cree que su amigo virtual podría estar interesado en él, en realidad no lo está.
Internet puso fin a la amistad real
El ser humano es sociable por naturaleza, por lo que el contacto con otros lo reafirma como persona.
La situación se torna más importante porque el trato constante entre dos personas refuerza los lazos especiales de la amistad.
Cuando dos personas son amigas se influyen mutuamente, tanto para bien como para mal. En muchos casos un amigo puede ayudar a otro a salir de un “mal bache”, llámese depresión, enojo o cualquier problema que se atraviese.
Sin embargo, el mundo del Internet ha roto estos lazos fraternales entre los seres humanos, aunque es muy cierto que nos acerca de muchas maneras a otros millones de personas en el mundo. Pero ¿a cuántas de éstas personas les interesamos en realidad?
El mundo ha dejado de ser como hace 18 años se conocía. La revolución de las redes sociales ha cambiado la forma de comunicarnos y medimos la amistad con un termómetro llamado “Like”.
Muchos estudios ya han demostrado que el no tener “Likes” enferma a los usuarios, pues consideran que al no recibirlos, no son bien aceptados por sus “amigos”. Esto les genera frustración y baja autoestima, e incluso puede orillarlos a medidas más drásticas como publicar fotos comprometedoras, comentar o hacer cosas “peligrosas” con el fin de llamar más la atención de los demás y conseguir aceptación.
Amigos virtuales no son íntimos
Arturo Fitz Herbert, sociólogo de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral, explica que:
“Decimos ‘te quiero’ mucho más con la cara y el sonido de la voz que con el lenguaje. Por ejemplo, uno construye la relación con los hijos a través de miradas, caricias o sonrisas.
Después se puede mantener el contacto a través del teléfono o las redes, pero estos medios no proporcionan toda la variedad de mensajes que tiene el estar cara a cara con el otro. Por lo tanto, es difícil que la relación de amistad pueda construirse con la misma intensidad a través de Whatsapp o Facebook ya que son medios emocionalmente más distantes”.
Fitz Herbert dijo también para La Nación que “los seres humanos tenemos mecanismos mentales que nos hacen prestar atención a los otros: “Cuando escuchamos una voz humana que se dirige a nosotros, tendemos a prestarle atención por encima del resto de los sonidos del ambiente. Esta atención no se presenta en la comunicación mediatizada, lo cual refuerza esta noción de que los vínculos pueden deteriorarse o perder intensidad si no se mantiene el contacto cara a cara con los otros.