Redes sociales, una ventana de escape
Aunque las plataformas digitales sirven como una herramienta de liberación para que algunas mujeres denuncien presuntos abusos sexuales, psicólogas aseguran que éstas deben de acompañarse de otros mecanismos que ayuden a superar la agresión
Fernanda MuñozTodos los días, miles de millones de personas en todo el mundo publican en sus redes sociales, algunas cuentan lo que les pasó durante el día y otras se desahogan narrando anécdotas que las haya sacado de sus casillas. Este mes, las mujeres mexicanas coincidieron en un tema en específico: el acoso.
Durante el fin de semana, las redes sociales comenzaron a saturarse de historias que usuarias compartían, en las que, a través de sus letras relataban una escena de su vida en la que presuntamente alguien las había intentado violentar de alguna manera.
Las historias se hicieron tendencia junto con el hashtag #MeTooPeriodistasMexicanos con el cual se dieron a conocer nombres y apellidos de quienes, acusan, trataron de acosarlas o abusar de ellas. Al poco tiempo, esta comunidad fue creciendo, involucrando a personas del gremio del cine, académicos y escritores.
En el Código Penal Federal, Artículo 259 Bis, se puntualiza que al que con fines lascivos asedie reiteradamente a una persona de cualquier sexo, valiéndose de su posición jerárquica derivada de sus relaciones laborales, docentes, domésticas o cualquiera otra que implique subordinación, se le impondrá sanción. Además, señala que solamente se someterá un castigo al hostigamiento sexual cuando se acuse un perjuicio o daño.
Publicar un acto tan delicado como este afecta también a la persona abusada porque se vuelve, según Hernández, un blanco fácil para otros acosadores. Incluso, tiene altas posibilidades de que sea causa de dudas, de burla hacia su persona, haciendo que se degenere su seguridad y autoestima.
Debido a esto, la gente involucrada en las cuentas oficiales de denuncias crearon un correo, [email protected] y los hashtags #YoTeCreo y #NoEstasSola para invitar a que las personas que tuvieran miedo no se quedaran sin alzar la voz. A través de estas conexiones, les garantizaron no difundir su nombre.
Ytzel Maya, editora y ensayista, confiesa que el hashtag en redes es de cierta manera una ventana, un espacio seguro de visibilización de “las violencias machistas” que muchas escritoras y trabajadoras del medio editorial han sufrido por parte de sus agresores, y que habían callado por muchísimo tiempo, hasta ahora.
Candy Rodríguez, una de las denunciantes en redes sociales, tardó un año para volver a sentirse feliz después de que un hombre presuntamente tocara partes íntimas de su cuerpo sin su consentimiento.
Una de las personas que estuvo con Candy cuando vivió acoso sexual fue uno de sus mejores amigos de la universidad. Gracias a él, ella no se sintió sola. Pero con el paso del tiempo todo cambió. Su presunto agresor le dio trabajo a su amigo, haciendo que el comportamiento que éste tenía hacia ella cambiara completamente. “Yo sentí que fue un acto como de comprar su silencio a cambio de un puesto laboral”, asegura.
Hace tres años, aunque sí se presentaban señalamientos por parte de mujeres en redes sociales y el acoso y abuso sexual se escuchaba entre voces, en 2019 es todo un movimiento. Hace apenas un año, el #MeToo se volvió viral gracias a que una actriz en Estados Unidos acusó de abuso sexual al director de cine Hervey Weinstein. Después de que este nombre saliera a la luz, las caras no sólo de personajes estadounidenses se señalaron, sino también de mexicanos, como el director Gustavo Loza.
Hernández asegura que aunque posiblemente las persona se sintieron liberadas después de que escribieron de algo tan delicado como el abuso sexual en redes sociales, deben considerar que el sólo hecho de hacerlo público se convierte en parte de su vida.
La psicóloga Rocío Sánchez Granillo, de la Universidad Iberoamericana, comenta que uno de los beneficios de utilizar las redes sociales para hacer mención de este tipo de hechos, que no tienen justificación, es que las personas que lo vivieron y no lo dicen, no se sienten solas.
Hyde Hernández les recomienda a todas aquellas personas que hayan vivido acoso o abuso sexual que, primero que nada, tengan un asesoramiento legal para que les explique lo que significa interponer una denuncia, seguido de atención psicológica.
El proceso psicológico les ayudará a crear una red de apoyo con sus familiares y amigos o alguien cercano que esté para ellos y en quien confíen, de ese modo pasarán el tiempo apoyándose para superarlo y avanzar, explica Hyde.
Si después de que la víctima acudió ante la justicia para demandar a la persona que la perjudicó, y asistió a un tratamiento psicológico, entonces podrá publicarlo en un blog, no haciendo hincapié en señalar a alguien, sino en demostrarle a la gente que vivió lo mismo que sí puede haber una solución.