Retratan el dolor que deja la guerra
Con la novela El paria mexicano, el periodista Luciano Campos Garza narra la tortura, el trauma y la violencia que se aplica al interior del ejército nacional; el autor asegura que todo es producto de su imaginación, aunque años de investigación lo hicieron descargar esta ficción que se equipara con la realidad
Hidalgo NeiraDespués de enlistarse en el ejército por ser un nini, deseando escapar de su vida sedentaria en Guadalupe, Nuevo León, y creyendo que así dejaría atrás los conflictos de familia, Román se arrepiente de haber tomado el verde olivo como uniforme y las armas como herramienta de trabajo.
El soldado se encuentra frente a un hombre con el rostro cubierto, ya que tiene la tarea, junto a sus compañeros de generación, Los Meconios, de fusilarlo. El personaje anónimo que ni siquiera pide clemencia, está a la orilla de una playa exótica desconocida.
Román, que tiene por compañero a su amigo Pilar, seguirá viviendo más escarnios al interior del ejército. Su última misión antes de dimitir consiste en adentrarse al inhóspito municipio de Doctor Arroyo, al sur de Nuevo León, después de eso, nunca más habrá retorno a la normalidad, ya que se sumergirá en una espiral de dolor que lo transformará por completo el resto de su vida.
Con este tipo de desventuras es que Luciano Campos Garza introduce a sus lectores en El paria mexicano, primera novela publicada por el sello Ediciones Proceso, en la que refleja, tras años de ser periodista, sus investigaciones en una ficción que retrata el infierno vivido por los cuerpos armados que combaten al crimen organizado.
“Sí hay información que tomé de la realidad, hablé con algunos militares, gente cercana a las áreas de seguridad, pero aclarando, que cuando tú escribes un texto de ficción, al meterlo en el papel, deja de ser realidad”, comparte Campos Garza, en entrevista con Reporte Índigo.
“Agarré, haz de cuenta que mucha masa, arcilla, de muchas situaciones, de fuentes, y la moldeé, adaptándola a una historia, una ficción, a una realidad alterna que fui construyendo con propósitos dramáticos que resultaran en una historia atractiva”, conversa el también reportero.
“No es narcoliteratura”
En su paso por el ejército, Román se encuentra con un grupo armado llamado “Los tímidos”, jóvenes sicarios que no se dedican al narcotráfico, pero que sí se perfilan por la violencia, de esta manera, el periodista neoleonés se justifica para decir que su obra literaria no es del género de “narcoliteratura” ampliamente crecido en los anaqueles de las librerías.
“Me gusta aclarar que este libro no forma parte de la corriente literaria o subgénero literario de narcoliteratura, que ha sido muy popular en los últimos años aquí en México y prácticamente en toda Latinoamérica por el surgimiento de este fenómeno socio-criminal”, recalca el corresponsal de Proceso.
Campos Garza inició a gestar este libro mucho antes de que se desatara la guerra contra los capos de la droga en la nación, él tenía en su mente la profunda idea de hacer el retrato y reflejar el sentir de un soldado que regresa devastado a su hogar.
“Ya en el 2011 gané una beca del Centro de Escritores de Nuevo León y lo empecé a trabajar de una manera profesional (…) me tardé un año, durante todo el 2011, me lo aventé bajo la guía del profesor Héctor Alvarado, que me ayudó mucho”, precisa el escritor mexicano que cuenta con más publicaciones.
¿Y la salud mental?
Con El paria mexicano, e l reportero busca dejar abierta la pregunta sobre cómo es que el país no tiene capacidad suficiente para atender el desequilibrio que se vino en materia de salud mental con el enfrentamiento entre el crimen organizado y sus fuerzas armadas, ya que al día de hoy no es efectivo el poder dar terapia a miles de militares que padecen de estrés postraumático.
“No me atrevería a afirmarlo, pero es lo que creo, que no existen suficientes hospitales para el tratamiento (mental) y no sé si había alguna iniciativa por ahí de ampliar esa cobertura a nivel nacional, pero dentro de esta ficción obviamente no, en la ficción que planteamos no hay el tratamiento”, explica Campos Garza.
Actualmente, la información sobre el porcentaje de Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) presentado al interior de los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional es un tema en opacidad, sin registros recientes, al menos a la luz pública, por lo que Campos Garza admite que se debería indagar al respecto.
Identidad en silencio
La crisis de seguridad que se vive al interior de Nuevo León fue marcada durante dos gubernaturas del PRI, la de José Natividad González Parás y Rodrigo Medina de la Cruz, aunque Campos Garza se atreve a señalar que los expresidentes Vicente Fox y Felipe Calderón fueron los iniciadores del descontrol con la guerra del narco. El escritor inventó pseudónimos para los ex mandatarios del Estado norteño.
“Quise jugar con la ficción de esa manera, me salió muy natural el hecho de ponerles nombres impostados a Rodrigo Medina y Natividad González Parás y de pasada, ahí menciono a Calderón y a Fox”, dice el autor.