La desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa visibilizó el conflicto de seguridad que nunca ha cesado en Guerrero desde los 60 y es que la violencia en el estado costeño es una constante que parece carecer de remedio.
Después del episodio trágico de los estudiantes, ocurrido el 26 de septiembre de 2014, vendrían las elecciones del 7 de junio del siguiente año, las cuales avivaron el coraje entre los guerrerenses que propiciaron el boicot de las urnas en distintos lugares de Guerrero que, en parte, están controlados por el narcotráfico.
Este hartazgo hacia el gobierno que es impune, que es incapaz de defender a sus ciudadanos, los cuales se levantan en armas para ejercer su propia administración rural y también marcar su postura contra el crimen organizado, es reflejado en Guerrero, documental que formó parte de la gira Ambulante y llegará a cines el 29 de junio.
Aunque los ciudadanos armados también se encuentran divididos, hay un diálogo, pero falta comunicación para saber cómo seguirán adelante por el bien de las comunidades.
El documentalista logró la confianza de quienes aparecen a cuadro tras años de estar cercano a ellos y realizar los testimoniales La herencia de los guerreros (2003), El crimen de Zacarías Barrientos (2008) y Acuérdate de Acapulco (2013), ya que su primera estadía en la región fue como fotógrafo en el 2002 para hacer un reportaje gráfico.
“Decidí regresar otra vez a Guerrero y ya tenía muchos contactos y creo que de alguna manera sabía cómo funcionaban las organizaciones sociales y entonces eso es lo que quise captar, los métodos de organización de la gente que intenta establecer democracia, justicia y seguridad, porque creo que nunca existieron en Guerrero”, agrega el realizador.
Con un presupuesto de tres millones de pesos, tras rodar más de 200 horas de material y vivir horas de constante angustia en el asedio clandestino, fue como Bonleux pudo sacar adelante este documental.
Guerrero: no hay condiciones para elecciones
Un punto clave dentro del material de Bonleux es el marco de inseguridad que se vivió en las elecciones del 2015 en Guerrero, sobre todo por cómo se planeó en primera instancia sabotear el que las casillas fueran abiertas, lo que se logró en algunos casos.
Ahora, para las votaciones de este 2018, el realizador francés cree que el estado tampoco está preparado para que se puedan llevar a cabo los sufragios en un ambiente pacífico.
La intención del documentalista es llegar con Guerrero justo en el momento en el que se presenta el sufragio presidencial, para lograr una reflexión en los mexicanos que irán a las urnas el 1 de julio.
“Lo que se está viviendo hoy es un momento que, de un lado, creo que la gente tiene que defender el voto en caso de que haya fraude, pero por el otro, también va a tener que empujar al nuevo presidente a realmente respetar las promesas que hizo”, aclara Bonleux.
El conflicto comunitario
Hay voluntad social para levantarse en armas en Guerrero, pero ésta se va conflictuando entre sus habitantes, hay quienes buscan la vía pacífica y otros que recurren a las medidas desesperadas de la violencia, Bonleux refleja ambos polos y sobre todo la disparidad al diálogo de cómo proceder entre los comunitarios.
“Se discute mucho de lo que hay que hacer, a veces parece muy contradictorio, pero también yo creo que de alguna manera es parte de la organización de una asamblea, tiene que haber mucha discusión y la gente puede ser que no se ponga de acuerdo”, argumenta el realizador.
“Esas contradicciones salen así, yo no quise esconderlas, al contrario, porque creo que se puede volver un material muy válido para la misma gente que se quiere organizar, para ver qué se puede hacer, qué se puede mejorar”, finaliza el director francés.
Discutir la legalización de la amapola
El legislar en pro de las drogas es un tema pendiente en México, el realizador francés apunta a que además de la mariguana, el hacer legal la amapola también podría ser económicamente fructífero para dejar ganancias al estado.
“La gente no es criminal, los que cosechan la amapola son campesinos, yo creo que habría que hacer algo porque sí es un producto que se vende, tal vez de alguna manera si se dan límites legales se podría tal vez resolver el problema, por lo menos generar el debate, sobre esto”.
El costo de la insurrección
Acuadro Bonleux sigue de cerca al FUSDEG, de la que queda duda cómo es que logran financiar su armamento, el documentalista describe que los mismos pueblos son quienes los sostienen, aunque también los ciudadanos se cansan de sustentarlos.
“La comunidad a veces se cansa de apoyar a esos policías y entonces los mismos policías tienen que ir a buscar cómo vivir y es ahí cuando se vuelve un peligro para ellos, porque puede haber gente que los compra”.