A diferencia de las puestas en escena que citan al público a un horario determinado para comenzar la función, el teatro cada día se transforma más debido a la pandemia global, teniendo que recurrir al uso de la tecnología para seguir llegando a la gente.
Bajo la llamada “nueva normalidad”, ahora se le invita a las personas media hora antes de la función a un grupo de WhatsApp, donde se anuncia el primer congreso virtual de vendedoras de juguetes sexuales y empieza la interacción entre la CEO, Rita, con sus “promotoras” de mercancía; los memes, stickers y GIF’s con motivos candentes y dildos no se hacen esperar.
A las 19:00 horas comienza el acceso a la “sala”, que ahora es Zoom, donde dará inicio Clicktoris, una experiencia en línea que con principios teatrales busca la risa de sus espectadoras, pero desde la comodidad de su casa, además de seguir interactuando en la app de mensajería instantánea, una vez iniciada la función.
“Decíamos ‘bueno, esto es teatro, pero no es teatro, pero sí la manera de abordarlo, de creación, pero tampoco es cine’; entonces, asumimos que es una comedia virtual en vivo, a partir de eso y de esta necesidad de crear. Todo el proceso de creación fue a distancia”, comenta Josafat Aguilar Rodríguez, director del montaje.
Durante cuatro meses, Aguilar y el equipo de Clicktoris estuvieron ensayando a prueba y error los contratiempos técnicos y tecnológicos que se tenían que resolver para esta nueva manera de hacer arte escénico, por lo que el director describe que ha sido un gran reto lograr este experimento audiovisual.
Clicktoris es protagonizada por Paulina Soto y Ginna Narváez en los papeles de Rita y Romina, respectivamente. La obra se encuentra en temporada todos los miércoles, a las 19:00 horas, hasta el 23 de septiembre, teniendo como invitados especiales al término de cada función a especialistas en sexualidad que pueden interactuar con el público.
Los accesos se pueden adquirir previamente en Boletopolis.com por 100 pesos o 150 para quienes gusten entrar a una rifa especial de un kit de cuidado personal y un juguete sexual, en su última fecha.
Los retos del montaje virtual
Cuando se entra a la función, se podría dudar que la representación es en vivo, porque lo que se ve es un perfil de Zoom, que a su vez tiene otro Zoom, con la interpretación simultánea de las actrices, pero todo es parte de una concatenación virtual, lograda en vivo por especialistas en sistemas.
Entonces, alzar ahora tras las computadoras, en lugar de las bambalinas, un espectáculo cómico es un reto mayúsculo para un equipo que nunca se había dedicado a hacer esto en su vida, además de que dependen totalmente de la calidad del Internet que arrojen las distintas conexiones donde se encuentran tanto los técnicos, como las actrices.
“Son cinco computadoras que corre cada quien en su casa dentro de la Ciudad, como para que acontezca esta obra. Es de alto riesgo, que es una cosa que creo que nos gusta a la gente que hacemos teatro, que también es en vivo y son muchos factores”, agrega Aguilar.
El que también se tenga interacción por WhatApp fue un añadido que buscó el director, por lo que junto a Mauricio Pichardo, quien se encargó de la dramaturgia, se hilvanó esta idea de poder tener una participación en línea antes de empezar la obra y durante la misma.
En la ficción, todo eso es un previo del congreso virtual, donde ocurre la “conversación accidental” entre Rita y su socia Romina, la cual se sale de control al ventilar sus vidas sexuales.
“Dije ‘aquí va a ser muy divertido que la obra empiece antes de empezar’, y lo del Zoom dentro del Zoom, es un poco como Pirandello, de teatro dentro del teatro, al final seguimos basándonos en los recursos de toda la vida, donde no estamos inventando nada, pero sí tratamos de adaptarlo al entorno actual”, platica, en videollamada, el director.
Teatro virtual Llegó para quedarse
Ante la incertidumbre de cómo se vivirán las artes escénicas en la “nueva normalidad”, Aguilar considera que el hacer teatro desde casa es la opción a largo plazo para quienes se dedican profesionalmente a esto.
“Sí llegó para quedarse, porque es una veta y un área muy fecunda, se pueden crear muchas cosas. Ahorita estoy preparando un proyecto que es sobre hackers, pero pensado para este medio, en streaming, y no obstante creo que el teatro no va a desaparecer, tiene su propia poética, sus propios elementos, que por las circunstancias actuales ahorita están un poco en pausa, pero creo que van a convivir”, expresa.
El director reconoce su gusto por Giovanni Sartori, en específico por su libro Homo Videns, en el que investigador italiano exaltaba el uso de las pantallas para poder aprender y asociar nuevas ideas, por lo que cree que los usos tecnológicos han estado evolucionando a tal grado que las emociones e interpretaciones sí llegan a los espectadores en casa.
Para Josafar Aguilar el regreso a los recintos culturales podría aplazarse hasta el siguiente año, aunque le gustaría empezar cuanto antes, reanudar sus proyectos en un teatro físico; además, reconoce que el costo de ir a un espacio de este tipo podría ser un golpe económico para la sociedad actualmente.
“El teatro es caro, cuesta muchos recursos humanos, materiales, monetarios y sindicales, eso es un factor, pero por otro lado creo que si nos ponemos las pilas, hay nuevas maneras, fórmulas, que están creciendo, no solo para el teatro sino para todo (…) Espero que el año que entra ya podamos regresar medianamente cercano a lo que era lo nuestro, la convivencia humana para crear y percibir en este caso con el espectador”, puntualiza.
Vive la experiencia
Clicktoris es protagonizada por Paulina Soto y Ginna Narváez en los papeles de Rita y Romina, respectivamente. La obra se encuentra en temporada todos los miércoles, a las 19:00 horas, hasta el 23 de septiembre, teniendo como invitados especiales al término de cada función a especialistas en sexualidad que pueden interactuar con el público.