La Red es el lugar ideal para la proliferación de discusiones que pronto se vuelven peleas entre completos desconocidos, y en el que cualquier desacuerdo se puede volver un asunto que provoca miles de comentarios. Y, en muchos casos, los protagonistas de estas confrontaciones son los llamados trolls.
Estos usuarios de Internet tienen un solo propósito: sembrar discordia. La intención de sus comentarios, que suelen estar plagados de exageraciones y pensamientos radicales, es provocar la indignación de sus interlocutores para obtener respuestas numerosas, que a su vez prologarán la conversación.
Para muchos, este comportamiento es inexplicable. ¿Por qué alguien dedicaría tiempo a una actividad tan improductiva?
Y la razón, según un estudio reciente, es que los trolls reciben algo a través de ella: la satisfacción de molestar a otros.
La investigación, publicada en Personality and Individual Differences, consistió en la aplicación de cuestionarios sobre comportamiento en Internet y pruebas de personalidad a más de mil 200 sujetos, buscando evidencia de las características de la “Tétrada oscura”.
Este grupo incluye como rasgos el narcisismo, el maquiavelismo, la psicopatía y la personalidad sádica.
Los datos confirmaron que la presencia de estos era más alta en las personas que afirmaron que “trollear” es su actividad favorita en Internet.
La diferencia en incidencia con quienes mencionaron otras actividades como sus predilectas es muy marcada.
De un máximo de 1, quienes afirmaron que no solían dejar comentarios en foros públicos, tuvieron niveles hasta el -0.2 de estos rasgos; los que lo hacen para debatir ciertas situaciones solo alcanzaron el 0.2; y los que solo gustan de “chatear” estuvieron en el rango del -0.1 al 0.1. Los trolls alcanzaron un promedio de entre 0.5 y 0.6 en las cuatro características.
Un comentario de los investigadores en el reporte resume los hallazgos. “Las asociaciones entre el sadismo y ‘trolling’ son tan fuertes que se podría decir que los trolls son sádicos cotidianos prototípicos”, aseguraron.
Los resultados de esta investigación confirmaron los obtenidos por un estudio publicado en febrero de este año –y que se considera la primera parte del recientemente presentado–, pero en el que solo se evaluó a 700 sujetos.