Un espacio se puede volver un refugio o un hogar para poder brindar la oportunidad de vivir de la libertad de expresión, así es el Salón Silicón, un lugar donde se reflexiona sobre la sexualidad, el erotismo, de pensar y romper con los estereotipos o tabúes de la sociedad, incluso, cambiar la forma de ver y sentir el arte.
La galería, en un espacio de 18 metros cuadrados, abrió en diciembre de 2017, en lo que fuera un salón de belleza en la colonia Escandón, de la Ciudad de México; a su cargo están Olga Rodríguez, Romeo Gómez y Laos Salazar, quienes, durante estos años, han convertido este lugar en un sitio donde el arte de mujeres, queers y la comunidad lgbtttiq se puede apreciar.
“Romeo y yo estudiábamos juntos en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, La Esmeralda, y éramos amigues (sic), teníamos cosas en común, como ser jotos; él empezó a trabajar en el estudio de Damián Ortega, donde Olga es la manager, y se hizo una amistad, hicimos clic todo el tiempo, tenemos el mismo sentido del humor y la misma ética”, comparte Laos Salazar.
Olga, Romeo y Laos querían que en sus exposiciones participaran 50 por ciento mujeres y, también apoyar a sus amigos y a jóvenes artistas que no han tenido oportunidad de presentarse en otros espacios.
A cuatro años, Salón Silicón es una de las propuestas más consolidadas de arte queer, feminista y contemporáneo, en donde las y los creadores muestran su trabajo libremente.
De acuerdo con Laos, no todos los temas de sus exposiciones tienen que ver con la comunidad LGBTTTIQ, algunas, también son hechas por artistas con intereses sobre la cultura pop o, incluso, que apenas están construyendo un lenguaje y una carrera.
“Ha sido muy padre y raro a la vez, es un proyecto que siempre nos felicitan mucho, les gusta a la gente, yo creo porque somos muy honestos con él y ahí vamos, es una carrera de largo aliento. Nos parece chido poner a jóvenes artistas y darles la oportunidad de que hagan sus exposiciones, que experimenten y tengan errores, no somos un espacio perfeccionista, en ese sentido, confiamos mucho en la gente”, expresa Laos.
Arte accesible en Salón Silicón
De acuerdo con Laos, en Salón Silicón no cuentan con una agenda o una curaduría específica para seleccionar sus exposiciones, porque su programa está en constate cambio, realizan un montaje cada mes, así, cada año 10 artistas tienen oportunidad de presentar sus propuestas.
“No nos gusta tomarnos el arte tan en serio, no en el sentido de hacerlo mal, sino, muchas veces, el arte tiene esta carga de ser superintelectual y, tampoco creo que deba ser así, debe ser accesible y que cualquier persona pueda entender de qué va, eso es uno de los objetivos que queremos hacer, no que no seamos listos o podamos hacer una expo con esas premisas más clásicas o académicas, pero nos gusta la lentejuela, Las chicas pesadas y es parte de lo que nos forma como personas que crean imágenes y cosas visuales”, detalla.
Laos y Romeo, otro de los fundadores de la galería, también han expuesto su trabajo en ella. Romeo tuvo un show individual, pero en vez de la galería, usó el baño para hablar del cantante Justin Bieber.
“Su trabajo va con estas figuras del pop, y ésta iba bajo la premisa cuando salieron unas fotos de desnudo de Justin, sacar a debate si eran o no falsas; además, hizo una alegoría con los ovnis, fue muy divertido. Lo puso en el baño porque dijo ‘es que esta es cultura que se consume en el baño, cuando estás sentado y lees este tipo de revistas o estás en el celular viendo el chisme’”, relata Laos.
De RBD a la labor doméstica
Actualmente continúan en la promoción de sus exhibiciones. Ahora exponen Inédito, la cual está conformada por 12 imágenes de la fotógrafa Yvonne Venegas, quien durante ocho meses documentó los últimos días de la grabación de la telenovela Rebelde, así como la gira de conciertos que dio RBD en Estados Unidos.
La exhibición integra muñecas Barbie de Dulce María, Anahí y Maite Perroni, además de algunos objetos que se realizaron durante las grabaciones de la telenovela y una colección de las revistas oficiales de la banda; también está dedicada a los fans de la agrupación, quienes mandaron cartas a la fotógrafa sobre su gusto por la agrupación.
“Nos interesaban estos discursos pop y que a veces son menospreciados por ser populares, nos interesa poder enseñar este trabajo que es muy interesante y que no es nada menor”, agrega Laos.
También se encuentran preparando la muestra Un día me despertó mi risa y otro mi llanto, de Carmen Serratos, la cual se exhibirá del 10 de abril al 2 de mayo. La obra aborda el tema de la labor doméstica. La artista expone cómo las actividades de limpieza se dividen y se imponen, mayormente, a las mujeres.
La pandemia los afectó, pues tuvieron que cerrar durante 11 meses, sin embargo, pudieron adaptarse y se mudaron al modo on line. El año pasado los invitaron a participar en la Feria de Arte Material, donde realizaron varios live.
“Estábamos muy bajoneados porque es una galería superchiquita, no somos como estas galerías monstruo que ya tienen un mecanismo detrás, somos independientes y no nos dedicamos al 100, tenemos otras trabajos que nos ayudan a pagar la renta y, este es nuestro proyecto personal que queremos sea nuestra principal fuente de ingresos”, agrega.
También están colaborando con la galería de arte contemporáneo Kurimanzutto para hablar sobre las diferentes formas de vivir y pensar el sexo. La muestra titulada SEX se divide en tres ejes: la primera, “Sex Play”, narra sobre el deseo, los fetiches, lo lúdico y gozoso; “Sex Work”, tiene que ver con el trabajo sexual, el capitalismo y la violencia sobre los cuerpos y, por último, “Sex Trauma”, en donde se explora la desilusión del amor romántico y las enfermedades que causa un encuentro sexual.
“Queremos que otras personas conozcan y coleccionen arte contemporáneo joven y de la comunidad LGBT, porque hay una gran diferencia entre este tipo de representaciones, existen mil artistas hombres heterosexuales que están en todos lados y no hay artistas gay, lesbianas y trans, no son, ni siquiera, consideradas, entonces es invitar a las audiencias a que consuman este arte y le den el valor que merece, sobre todo aquí en México”, finaliza Laos Salazar.