Antes de tomar el micrófono y las maracas para grabar en los estudios de Fania Records, Rubén Blades estuvo en un departamento totalmente distinto al musical dentro de la empresa.
Trabajó en el área de correos donde ganaba 73 dólares a la semana, pero cuando tuvo la oportunidad, junto a Ray Barreto y Willie Colón, se pasó al estudio de grabación; sin embargo, la manera en cómo las regalías no cuadraban con el número de ventas lo mantuvieron inconforme.
Así fue como Blades se adentró en la abogacía para entender las fallas de su contrato con Fania, a quienes terminó por demandar y así pudo recuperar los derechos de autor de sus canciones, más el de futuras regalías.
Ésta es sólo una de las múltiples historias dentro de la vida del “poeta de la salsa”, que también protagonizó su propio documental Yo no soy Rubén Blades (2018), en el que se ahonda más sobre su paso por Nueva York, en los más de 50 años de carrera artística que tiene.
El testimonial cuenta con las opiniones de grandes personalidades de la industria musical, como Sting, Gilberto Santa Rosa, Paul Simon, René Pérez Joglar “Residente” y más, las cuales fueron capturadas por el director Abner Benaim.
Filmes más representativos
- El color de la noche (1994)
- La Sombra del Diablo (1997)
- El Mexicano (2003)
- El Invitado (2012)
La familia musical
Su padre de origen colombiano tocaba los bongós, pero se dedicó a ser policía investigador, mientras su madre que era cubana tocaba el piano, lo que le hizo crecer en un nicho completamente artístico y cultural. Además, su abuela paterna, quien le enseñó a leer, fue Emma Blades Bosques “rosacruz”, pintora, feminista y poeta.
Con licenciatura para litigar
El panameño alcanzó el grado de licenciado en Derecho y Ciencias Políticas, en la Universidad Nacional de Panamá, en 1974. Nueve años después, obtuvo la maestría en Leyes Internacionales, en la Universidad de Harvard.
¿Blades presidente?
En 1994, el cantautor fue candidato presidencial en su país natal y aunque no ganó, sí sumó un considerable esfuerzo en las urnas, donde quedó en el tercer puesto de la elección con el 18 por ciento de los sufragios. Del 2004 al 2009 se desempeñó como ministro de Turismo y no descarta volver a la política en un futuro.
Amor por México
Durante el 2016, Blades tuvo una estancia en Baja California, donde se sumó al reparto de la serie Fear the walking dead. El artista se ha presentado dos veces en el Zócalo capitalino y a pesar de que en mayo su manager sufrió un robo en un hotel de Veracruz, el compositor dijo que “no está el nombre de México manchado para mí”.
¿El falso retiro?
El año pasado, en España, declaró que se retiraba de los escenarios; sin embargo, este 2018 visitó México con su nueva producción discográfica, en esa ocasión Blades amagó con quererse dedicar a la pintura, paleontología, arqueología e, incluso, volverse cineasta.
Curtido en la literatura
Fue cercano a Gabriel García Márquez, con quien se telefoneaba ocasionalmente y de quien se inspiró para hacer la canción “Ojos de perro azul”. También llegó a codearse con Carlos Fuentes y Carlos Monsiváis. Otro de los gustos que tiene dentro del mundo literario es Albert Camus, a quien leyó cuando tenía 18 años.
Letras para la crítica social
Desde la salsa, Blades señala las injusticias en Latinoamérica, canciones como “Muévete”, “Pablo pueblo” y “Desapariciones”, son muestra de ello, además de que recientemente se pronunció en contra de los presidentes de EU y Venezuela.
Aboga por los latinos
En el 2000 fue nombrado embajador contra el racismo por parte de la ONU, también fue miembro del consejo asesor de la National Hispanic Foundation for the Arts, la cual se dedica a aumentar el acceso de artistas hispanos a la comunidad cultural estadounidense.