Debajo de un cielo oscuro y frente a un edificio que data del siglo XVIII, en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, Guanajuato, la bailarina española Sara Baras expresó con su cuerpo lo que el flamenco le ha dado a su vida, convirtiéndola en la mujer y artista que es hoy.
“Con Sombras venimos a presentar lo que hemos hecho y aprendido durante estos últimos 20 años, desde que mi Compañía (Sara Baras) se creó, dándonos tantos retos y alegrías”, dijo la artista de 48 años, nacida en Cádiz, España.
Sobre el escenario, frente a cientos de turistas que acudieron a su espectáculo, gracias a la celebración del Festival Internacional Cervantino (FIC), Baras agradeció más con el movimiento de sus manos, el sonido de sus tacones y el levantamiento de los olanes que hacía su vestido, que lo que exclamó con su voz.
Desde 2004 no se había presentado en tierras guanajuatenses y, según declaró, tenía ansias y “unas ganas tremendas” de regresar para presentarle al público en lo que se había convertido gracias al paso de los años.
“Estoy encantada de estar en México otra vez, amo este Festival, en el cual me presenté en 2003 y 2004, desde entonces he recorrido mucho mundo con mi Compañía, hubo una evolución muy grande, así que estoy llena de ilusión por poder mostrar todo esto aquí”, declaró la también coreógrafa.
Baras admitió que una de las principales razones por las que decidió iniciar su gira con Sombras, además de exponerle a la gente quién es hoy, fue también para agradecerle a todos los maestros que la han ayudado en su carrera como artista del flamenco.
“Sombras se refiere, también, a las personas que han estado conmigo y me han apoyado en lo que amo hacer, que han sido como sombras para mí, no se despegan, y eso lo agradezco. A ellos les dedico este espectáculo”, remarcó Baras.
Una de esas sombras es su madre, Concha Baras, de quien Sara aprendió lo que el arte de la danza significa y por qué debe tenerle tanto respeto. Su hijo de ocho años y su abuela también forman parte del agradecimiento de la artista.
Retos necesarios de Sara Baras
Desde niña, Sara Baras se enamoró del flamenco. Su madre tenía una compañía de danza y aunque le permitía bailar con otros amantes de la música y el movimiento del cuerpo, le impedía coreografiar, una actividad que le llamó la atención en cuanto fue adolescente.
Para Reporte Índigo, Sara platicó que uno de sus primeros retos fue luchar por lo que quería, que era hacer coreografías. Con el tiempo, dijo, se dio cuenta de que su madre realmente no le impedía involucrarse más en la danza, sino que buscaba que se retara más a ella misma.
“Después de que logré convertirme en coreógrafa, el reto siguiente fue poner mi propia compañía. Hace 20 años era muy difícil hacerlo, ahora ya la mayoría de los chicos puede, pero en aquel tiempo significó mucho, porque debías presentar un buen espectáculo, eras director, bailarín y coreógrafo”, señaló.
El último desafío al que tuvo que enfrentarse la bailarina fue crear su propio sello, algo que, compartió, tiene como meta diaria, pues una vez que logró ser coreógrafa y directora, ahora queda que la gente reconozca y diferencie su trabajo de entre otros artistas internacionales.
La presentación de la bailarina Sara Baras en la Alhóndiga de Granaditas fue la antepenúltima de su gira. Su próxima parada es Aguascalientes, donde participará en la Feria Cultural de Calaveras 2019.
“Ahora ya empieza la cabeza a pensar en lo siguiente, con qué espectáculo volveré a presentarme en otros sitios, pero de momento sigo disfrutando este show, porque aún no termina, nunca se deja de corregir ni perfeccionar”, asegura Baras.