La beatlemania se encontraba tan desbordada a mediados de los 60 que, incluso los organizadores podrían mandar cuatro figuras de cera del cuarteto de Liverpool al escenario y aún así el público aplaudiría y gritaría todo la noche, por lo menos esa era la opinión de John Lennon.
Paul McCartney, George Harrison, Ringo Starr, y el propio Lennon, enfrentaron por primera ocasión los delirios de la fama en 1966, no sólo algunos seguidores habían dejado la música The Beatles en un segundo plano, sino que cada vez eran más vistos como una banda de moda.
Los de Liverpool podrían tener la peor noche de sus vidas sobre el escenario y aún así la gente no dejaría de aplaudir, simplemente daba igual lo que estuvieran tocando, el público sólo quería estar los más cerca posible de esos jóvenes británicos elevados al estatus de semidioses.
Una experiencia en Japón cambió todo para la banda, The Beatles tocó en 1966 para un público nipón respetuoso, callado y ajeno al ritual de los conciertos de rock, es allí que el cuarteto se da cuenta en lo que se han convertido; una banda fuera de ritmo que toca las mismas canciones.
Antes de Japón, The Beatles ya había tenido problemas en Filipinas al negar reunirse con la primera dama Imelda Marcos, algunos filipinos interpretaron esto como una falta de respeto al país y los cuatro músico tuvieron que salir escoltados.
Meses después, las declaraciones de Lennon sobre que The Beatles eran más populares que Jesucristo tampoco ayudaron mucho con su popularidad en los Estados Unidos, donde algunas personas en protesta quemaron discos y mercancía de la banda afuera de un concierto.
El grupo ya no podía con un público que no entendía que los jovencitos de Liverpool que habían conquistado el mundo de la música, eran ahora hombres con fuertes impulsos creativos, por lo que el cuarteto se tomó unas vacaciones y regresó a grabar en noviembre.
Los cuatro músicos lo tenían muy claro, debían abandonar los conciertos en vivo y comenzar a crear música de verdad, más allá de los peinados mop-top, las letras simples y ritmos pegadizos, en pocas palabras, necesitaban crear arte.
“Estamos cansados de tocar en público. Pero esto nos da un nuevo comienzo, ¿no lo ves?”, dijo Lennon al productor George Martin, McCartney lo secundó: “Queremos poner el listón muy alto y hacer el mejor álbum que jamas hayamos hecho; la decisión estaba tomada.
La banda estaba tan cansada del concepto The Beatles que, incluso McCartney propuso a mitad de la grabación que el grupo adoptara el álter ego llamado Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, la idea fascinó al grupo y la grabación continuó.
“Pensé, dejemos de ser nosotros. Creemos un álter ego (…) no íbamos a ser nosotros haciendo toda esa música, no íbamos a ser The Beatles, sería otra banda completamente diferente, así que fuimos capaces de perder nuestras identidades”, declaró alguna vez McCartney.
Los de Liverpool comenzaron a experimentar, introdujeron arreglos sinfónicos, algunos pasajes más largos y complejos a los que acostumbraban a inicios de los 60 e incluso decidieron despedirse de las melenas mop-top para dar paso a trajes militares de colores y un aspecto hippie.
Para ese entonces, The Beatles era la banda más exitosa del sello EMI, por lo que prácticamente tuvieron acceso a toda la tecnología y los nuevos adelantos de grabación, lo que a la postre resultaría en el mejor álbum de la banda, según la opinión de varios críticos.
The Beatles invirtió más de 700 horas para conseguir el sonido perfecto del álbum Sgt, Pepper’s Lonely Hearts Club Band, es decir, 30 veces más tiempo que el ocupado para grabar su primer disco, Please Please Me.
El resultado final fue unos renovados Beatles que lograron marcar un hito con el nuevo álbum, al mismo tiempo que abrieron paso para la introducción de la psicodelia en el grupo, finalmente, lo jóvenes de Liverpool habían dejado de ser simples cantantes para convertirse en artistas.
El disco brilló automáticamente, tanto por la música como por su concepto, principalmente por la portada diseñada por Peter Blake que diseñó un collage con los cuatro Beatles vestidos como sargentos rodeados de personajes celebras como Marilyn Monroe, Marlon Brando, Edgar Allan Poe, Aleister Crowley, Bob Dylan, Oscar Wilde, Karl Marx, entre muchos otros.
A Day In The Life es quizá la canción en la que se puede observar con mayor precisión la evolución musical, artística y conceptual de la banda: