Las redes sociales sirven para conectar, informar y entretener al mundo de manera instantánea, fomentando la interacción masiva. Y Facebook es el ejemplo perfecto de esta fórmula.
La red social creada por Mark Zuckerberg tiene como objetivo conectar al mundo, y aumentar la empatía entre los usuarios y sus contactos.
De hecho, con apps como On this Day (con la que los usuarios tienen recuerdos de publicaciones pasadas, y la oportunidad de volverlas a compartir para revivir los momentos), y la intención de un nuevo botón de “No me gusta” (o su equivalente), esta red social pretende aumentar la interacción entre usuarios, y busca analizar las emociones (pese a que la mayoría tiende a comentar y publicar con emoticones, y cada vez menos con palabras).
Otro ejemplo es Twitter y su nueva función Moments, con la que se destacarán las historias más relevantes del día, las cuales estarán seleccionadas por un equipo editorial. “Sabemos que dar con esos momentos que solo tienen lugar en Twitter puede ser un desafío, especialmente si no sigues determinadas cuentas. Pero ya no tiene por qué serlo. Moments te ayuda a encontrar lo mejor de Twitter con tan solo pulsar un icono”, señaló la compañía en su blog oficial.
Aunque es muy probable que se seleccionen historias relacionadas a noticias de entretenimiento, deportes, curiosidades y política, con esta herramienta los usuarios podrán seleccionar los mejores tuits, y con ello aumentar su interacción, que es uno de los principales propósitos de las redes sociales.
Like: el nuevo me quiere, no me quiere
Independientemente de que Facebook lance el equivalente a un botón de “Dislike” (No me gusta), lo cierto es que el aprobar cierta publicación se ha vuelto un indicador de emociones y hasta autoestima en la red social. Además, es la mejor manera de contagiar a otros usuarios.
Una investigación a cargo del MIT señaló que cuando algo “les gusta” a muchos usuarios y éstos le dan Like, hay 30 por ciento de propensión a que los contactos imiten la acción casi por inercia. Sin embargo, los comentarios negativos hacia las publicaciones no generan esa especie de reacción en cadena entre las masas.
Y es que ese simple botón es sinónimo de autoestima, pues cuando alguien cambia su foto de perfil, por ejemplo, la persona esperará con ansia la cantidad de Likes que obtendrá como si se tratara de un experimento de aprobación y autoestima. Y qué decir cuando ese Like proviene de una persona a la que considera atractiva, ese botón se vuelve determinante si de relaciones interpersonales se trata.
El “Dislike” en Facebook podría “va a causar problemas (…) Me preocupa que provoque el aumento del diálogo negativo”, dijo el doctor Larry Rosen, reconocido experto internacional en la psicología de la tecnología.
Conectados, pero infelices
Los usuarios de Facebook satisfacen su necesidad humana de conexión social en dicha red social, pero eso no los hace más felices. De hecho, recientemente se publicó un estudio en el que se demostró que el uso de Facebook disminuye el bienestar de sus más de 1.6 mil millones de usuarios alrededor del mundo.
“En la superficie Facebook proporciona un recurso valioso para la satisfacción de la necesidad humana básica de conexión social (…) Pero, en lugar de realzar el bienestar, encontramos que el uso de Facebook pronostica el resultado opuesto, socava el bienestar”, explicó el psicólogo social de la Universidad de Michigan, Ethan Kross, autor de la investigación que fue publicada en PLoS ONE.
El análisis de Kross indicó “que el uso de Facebook predice un descenso en dos componentes del bienestar subjetivo: cómo se siente la gente en cada momento y qué tan satisfecha está con su vida”.
Mexicanos y sus ‘emociones’
Medir la “felicidad” y las emociones de los internautas en redes sociales es una tendencia en redes sociales como Facebook y Twitter.
De hecho, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), junto con Tec Milenio, INFOTEC Centro de Investigación e Innovación en Tecnologías de la Información y Comunicación, el Centro Geo y la Universidad de Pensilvania analizó alrededor de 65 millones de tuits –publicados entre febrero de 2014 y mayo de este año–, con el fin de determinar en dónde están los usuarios más tristes o felices de la República Mexicana.
El estudio titulado “Estado de ánimo de los tuiteros en los Estados Unidos Mexicanos” indicó en sus resultados que en Nayarit, Jalisco, Guerrero, Oaxaca, Colima, Michoacán y Quintana Roo estaban los tuiteros “más felices”, según los posts públicos analizados. Mientras que en Sonora y Coahuila estaban los más tristes.
Autoestima en línea
El ego juega un papel fundamental en las redes sociales. Tomarse –y publicar una fotografía– en Instagram es casi el equivalente a estarse viendo frente al espejo por horas. Y cuando llegan los piropos –traducidos en Likes o corazones de Instagram–, la persona experimenta satisfacción y su autoestima aumenta.
Así nació una tendencia conocida como frexting, en la que personas –principalmente mujeres– publican imágenes con el firme propósito de obtener aprobación (Likes), y una retroalimentación positiva (comentarios y piropos) por parte de sus contactos.
Suena inofensivo, vanidoso, presuntuoso y hasta pícaro, pero lo cierto es que esta tendencia se ha salido de control y los usuarios publican fotografías íntimas, con poca ropa y/o poses sugestivas para así ganar más aprobación. Imágenes sensuales, casi sexuales, son cada vez más comunes en las redes sociales de las jóvenes.
Entre los comentarios que busca tener la persona en sus fotografías está retroalimentación positiva hacia su cuerpo y la manera en la que posó. Una especie de narcisismo en línea que está presente en los jóvenes, con mayor incidencia en adolescentes.