Directoras de cine y teatro consideran que todavía no se logra del todo una paridad de género.
Después del Día Internacional de la Mujer, la lucha por visibilizar la violencia de género continua para el movimiento feminista; ahora, con el paro nacional, se busca enfatizar la fuerza laboral que recae en todas las mujeres de México.
El arte no es la excepción, porque pese a que es un terreno donde existe mayor inclusión, faltan por conquistar espacios y esto se debe recordar y subrayar a los hombres que forman parte de la comunidad artística.
Reporte Índigo platicó con la directora de teatro Angélica Rogel, quien sí estuvo de acuerdo en que de nuevo se tomaran las calles el día de ayer y quien agregó que, aunque sí hay más voces femeninas, no-binarias o trans en este oficio, falta atacar el problema del machismo de raíz.
La directora de 45 años está por estrenar su propia versión de Hamlet, de William Shakespeare, y en el papel homónimo tiene a Irene Azuela como protagónica, exaltando la fortaleza y relevancia que también tiene la interpretación de una mujer en este rol clásico de teatro.
Por su parte, la cineasta Luciana Kaplan, quien desde su ópera prima La revolución de los alcatraces (2013) resaltó el punto de la equidad de género en comunidades indígenas y que después retomó con La Vocera (2020), historia de Marichuy, la primera mujer nahua en aspirar a la presidencia de México, describe que pese a lo logrado en la industria fílmica, con reconocimientos internacionales al género femenino, esto no hace que los problemas de violencia cambien nacionalmente.
“Por un lado, hay que seguir apoyando sistemáticamente el cine hecho por mujeres, pero además hay que demandar una mejora inmensa en la preparación y educación de los funcionarios públicos, en todos los niveles, para que realmente puedan parar la constante violencia que vivimos en este país”, insiste Kaplan.
Ambas artistas están de acuerdo con que el actual gobierno federal no está ni de cerca preocupado por detener la violencia de género, legislar para evitar prácticas machistas o ejercer la ley para acabar con los feminicidios que ocurren en todo México.
Sin agenda para mujeres en el cine y teatro
Pese a que existen puestos importantes y de decisión ocupados por mujeres en la actual administración federal, tanto Angélica Rogel como Luciana Kaplan consideran que están casi de adorno político, porque, según explica, la mordaza a la libertad de expresión está presente.
“Si bien hay muchas mujeres en puestos de gobierno (Imcine y Secretaría de Cultura, entre otras), el mensaje que se manda todos los días desde arriba es que las mujeres no pueden expresarse libremente, que pertenecen a la oposición o a un bloque desestabilizador, por lo tanto, las demandas son visiblemente desatendidas o ridiculizadas. No puede haber un discurso oficial tan misógino y poco entendido y al mismo tiempo pronunciarse por un cine inclusivo y con una gran participación femenina. Una vez más parece que vivimos diariamente el doble discurso”, explica la cineasta Kaplan.
Rogel, sin titubear, comenta que para nada le preocupa a la 4T la violencia de género, porque antes hay otros tópicos que atender y esto es, posiblemente, por los problemas históricamente anquilosados de México.
“Me gustaría vernos mucho más visibilizadas en este gobierno, no está sucediendo, pero creo que no ha sucedido nunca, entonces, es una llamada para que empiecen a ponernos también mucho más arriba en sus necesidades, en su agenda política”, resalta la directora de teatro.
¿Qué sigue para el feminismo?
Después del confinamiento, se reaviva el movimiento presencial feminista, se tomaron las calles y se alzó la voz, pero ahora, ¿qué está pendiente? ¿Cuál es el siguiente paso? Angélica Rogel argumenta que hay que insistir en lo fundamental: visibilizar a las mujeres con los mismos derechos.
“Todavía a la vuelta de la esquina encontramos un feminicidio, violencia laboral, en el hogar, es un camino al que todavía le falta mucho para dar el siguiente paso, está avanzando, pero el siguiente paso se empezará a construir cuando lleguemos a la última punta del mundo, o sea, sí vivimos en la CDMX, pero en donde vivo, San Francisco Culhuacán, siguen golpeando a mi vecina”, revela la directora escénica.
Kaplan observa que las políticas públicas y el acompañamiento desde el gobierno es lo que falta urgentemente, que las demandas por vivir seguras, tener una paridad laboral y salarial tienen que ser atendidas, además de que las denuncias en Ministerios Públicos realmente deben ser escuchadas, tener consecuencias para los agresores e impartir justicia real.
“Es decir, tenemos que seguir luchando hasta conseguirlo, con diversos sectores de la población. Diariamente hay situaciones muy penosas que tenemos que vivir como mujeres y no son tomadas en cuenta, sino que son desacreditadas y violentadas públicamente en los discursos gubernamentales”, puntualiza.