Un estudio realizado por la Asociación de Psicología de Estados Unidos demostró que el estrés producido por un año de confinamiento en el que ha habido temor por el contagio de COVID-19 ha resultado en distintos síntomas en los seres humanos.
La investigación revela que estos síntomas son cambios de peso, mayor consumo de bebidas alcohólicas y problemas de sueño, lo cual pudo ser comprobado en trabajadores esenciales, los padres y madres con hijos menores y los hispanos y afroamericanos residentes en Estados Unidos.
El estudio se desarrolló a través de una encuesta a 3 mil 013 adultos que residen en el país, realizada a fines de febrero en inglés o español.
“La encuesta Stress in America revela una crisis de salud pandémica secundaria; padres, trabajadores esenciales y comunidades de color son más propensos a experimentar consecuencias de salud física y mental”, dicen los psicólogos.
Y es que a un año después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la pandemia, muchos adultos dicen que han tenido cambios no deseados de peso.
?Más de 300 millones de personas sufren #depresión en todo el mundo, informó la Organización Mundial de la Salud (@OPSECU).
Recuerda: no estás solo. Tienes amigos, familia y personal especializado, capaz, que te pueden ayudar. pic.twitter.com/Ok2okCpZGo
— Superar (@CIP_Superar) January 25, 2021
Además, también han presentado un consumo más alto de alcohol y han experimentado otros cambios de comportamiento negativos que pueden estar relacionados con “la incapacidad para hacer frente al estrés prolongado”.
Precisamente, la encuesta muestra que un poco más de 3 de cada 10 adultos (31 %) afirma que su salud mental ha empeorado en comparación con antes de la pandemia y ese porcentaje es mayor en los grupos que han sufrido más el estrés creado por una situación fuera de lo normal.
Por su parte, el subdirector ejecutivo de APA, Jaime Díaz-Granados, de origen colombiano, señaló que en el caso de los hispanos, el hecho de que muchos tengan el inglés como segundo idioma y no como el primero es un factor determinante para que sufran más.
“Tienen un círculo de soporte más pequeño que otros grupos por ese motivo”, explicó el especialista.
Por último, Díaz-Granados opina que el estrés creado por la COVID-19 va a durar mucho tiempo, en su opinión “años”, y todavía está por ver cuáles serán los efectos a largo plazo en la salud mental.